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Discurso de Gabriel Boric
Mariano Caucino, embajador de Argentina en Costa Rica y especialista en Relaciones Internacionales y asuntos globales, es autor de, entre otros libros, «Rusia Actor Global» y «La Rusia de Putin: mito y realidad del liderazgo post-soviético». En estos días de turbulencias, por la incipiente era Trump y el papel de Putin, la voz de este lúcido analista arroja luz sobre lo que se avecina en los próximos años.
-¿Cree que Putin ordenó el «hackeo» ruso al Partido Demócrata?
-Realmente no lo sé. No puedo afirmarlo ni negarlo. Lo que le puedo decir es que la interferencia e influencia recíproca de Estados Unidos y Rusia en sus procesos políticos y electorales, es una constante que se arrastra desde la Guerra Fría. En 1996, el propio Clinton envió asesores a Moscú para apuntalar la reelección de Yeltsin, algo que entonces parecía imposible. Y más cerca de nuestros días, Rusia sostiene que Estados Unidos ha interferido activamente en los procesos políticos en las ex repúblicas soviéticas, fomentando revoluciones de colores en Ucrania y Georgia. En 2011-2012, incluso, la entonces secretaria de Estado Clinton sostuvo que la vuelta de Putin a la presidencia había sido consecuencia de una elección fraudulenta.
-¿Pudo cambiar el ciberespionaje la naturaleza del voto de los
norteamericanos?
-No lo creo. Sinceramente, me parece que la elección se resolvió en atención a criterios de política doméstica, como suele suceder en casi todas partes. En Occidente hay una ola de rechazo a las estructuras políticas tradicionales y si hay alguien que representaba al establishment, era Hillary Clinton con todo lo bueno y lo malo que ello significa. En Estados Unidos había un hartazgo objetivo sobre los clanes tradicionales de los Bush y los Clinton y el beneficiario de ello fue Trump. Piense en una sola cosa: el haber utilizado un server propio fue evidentemente un error propio de Hillary Clinton. Ella misma lo reconoció. Esa equivocación consolidó la imagen de desconfianza que su propia figura tenía en el electorado. Una encuesta aparecida en el New York Times -un diario muy anti-Trump- el 15 de septiembre señalaba que el 65 por ciento de los norteamericanos descreían en ella.
-¿Por qué Moscú quería intervenir a favor de Trump?
-Es altamente probable que el Kremlin sintiera que una presidencia de Clinton pudiera contrariar sus intereses de largo plazo. Después de todo, la expansión de la OTAN en Europa del Este tuvo lugar durante las administraciones de Bill Clinton y de George Bush hijo. Recordemos que en febrero de 1990, el entonces secretario de Estado, James Baker, le había prometido a Gorbachov que la unificación alemana no supondría la expansión de la OTAN a lo largo de los países que fueron parte del Pacto de Varsovia. El propio Vaclav Havel ha reconocido que Rusia tiene un legítimo derecho a sentirse «rodeada» una vez más. Rusia es un país que no se entiende a si mismo si no es en la primera fila, por citar la frase de De Gaulle respecto de Francia. Ese país sintió un cambio de estatus internacional después de la disolución de la Unión Soviética y el liderazgo de Putin está administrando esa situación en atención a los intereses rusos y por ello es tan popular internamente, pese a los recelos que provoca en Occidente.
-¿Va a cambiar la política de EE UU hacia Rusia con la nueva
Administración?
Trump ha dicho que entiende que un acercamiento a Rusia es necesario en la medida en que la potencia que desafía a Occidente en el siglo XXI no es Rusia sino China. Trump podría impulsar una política parecida a la de Nixon-Kissinger en 1972, pero al revés. En aquel momento Washington se acercó a Beijing para contener a la Unión Soviética pero hoy la potencia en ascenso es China y no Rusia.
Las designaciones que hizo Trump para los cargos claves de secretario de Estado y de asesor de seguridad nacional indican que podría avanzar en esa dirección. Creo que existe un creciente entendimiento en relación a que una Rusia fuerte y aliada a Occidente es mejor que una Rusia débil y volcada a brazos de China.
-¿Cómo queda de tocada la presidencia de Trump con el escándalo
del ciberespionaje?
-No lo sé. Lo único que le puedo decir es que es potencialmente riesgoso el nivel de enfrentamiento entre distintos estamentos del poder en los Estados Unidos. Evidentemente tendrán que encontrar una fórmula de entendimiento y de trabajo. El presidente electo mantuvo una reunión con los titulares de las agencias de inteligencia y felizmente dijo que ese encuentro fue «constructivo». Lo que también le puedo decir es que, desgraciadamente, los servicios de inteligencia han quedado un tanto desacreditados después de la experiencia de 2003 cuando se informó que Irak poseía armas de destrucción masiva (WMD) y luego quedó demostrado que no era cierto. Lamentablemente eso contribuyó a deteriorar la credibilidad de esas agencias que, por otra parte, son fundamentales para la protección de la nación más poderosa de la tierra.
-¿Puede plantearse una impugnación del resultado?
-No lo creo. El Congreso ya ha ratificado el triunfo de Trump, que por otra parte fue tan sorpresivo como inobjetable.
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