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Discurso de Gabriel Boric
Por Alex FERGUSSON, para SudAméricaHoy
En las últimas semanas el señor Guaidó ha estado muy activo declarando ante los medios de comunicación. Los temas tratados han sido múltiples, tanto, como son los asuntos de los cuales debe ocuparse como líder formal de la dirigencia opositora.
Entre los temas pendientes, quisiera ocuparme en particular de los diálogos, tanto con los que han sido dirigentes políticos opositores y cuyo capital social, aunque menguado, aún existe, y con el gobierno mismo a través de la llamada Mesa de Negociación.
Respecto al diálogo con los “líderes opositores”, este sigue siendo de gran importancia en el proceso de consolidación de una dirección confiable para el pueblo opositor, pues aún no han concluido las disputas por el control, el juego de los intereses particulares y los desacuerdos sobre el o los caminos a seguir para el logro de una transición hacia la democracia.
Digo que el asunto es muy importante, por cuanto no cabe duda del daño que una dirigencia opositora fragmentada y en pugna mezquina por el poder, le ha hecho a las posibilidades de triunfar en la grandiosa lucha por recuperar al país. Pero, además, por que una de las principales razones por las que el gobierno sigue allí, avanzando en su propósito de mantenerse “a paso de vencedores”, es porque no existe un liderazgo fuerte, claro, unido, consciente de la diversidad política e ideológica de sus componentes, y capaz de despertar, canalizar y potenciar el ansia libertaria del pueblo. Y mientras eso no ocurra, seguiremos navegando, un poco a la deriva, en este mar de calamidades en el cual vivimos.
Aprecio con cierta esperanza que el señor Guaidó parece estar haciendo valer su condición formal de líder designado por la Asamblea Nacional 2015 y de representante de la oposición en el ámbito internacional. Sin duda tendrá que comenzar reconociendo la diversidad y construir sobre ella la unidad, por lo cual no debería esperarse consensos, pero sí acuerdos y compromisos para el logro del bien mayor. Para que tenga éxito, ese diálogo debe ser los suficientemente amplio, como para incluir al liderazgo regional y local que emerge con mucha fuerza y hasta quizás, a lo que queda de “el chiripero”; pero además debe ser genuino, es decir: claro y sincero, al mismo tiempo que es firme y respetuoso de la autoridad que le ha sido conferida.
Respecto al diálogo con “el gobierno”, este todavía sigue en la etapa de inicio, a pesar de la Carta de Intención firmada entre las partes.
Para comprender la situación en la que nos encontramos todavía, revisemos las fases y los procesos transformativos involucrados en la construcción de acuerdos confiables para superar conflictos y lograr la paz:
FASE 1: GUERRA: antagonismo total sin reconocimiento del “otro” que se resuelve con la aniquilación o rendición total. Proceso 1. Mediación: propiciar acercamiento/encuentro. Se requiere un tercero de buena fe.
FASE 2. ANTAGONISMO: desencuentro por diferencias, pero con coexistencia. Proceso 2. Reconocimiento del “otro”. Aceptación. Se identifican coincidencias e intereses comunes.
FASE 3. CONFLICTO: percepción de existencia de situaciones contradictorias/incompatibles pero transformables. Proceso 3. Encuentro: Se construye confianza y se fortalece voluntad de diálogo con justicia. Se promueve la creación de sintagma (paradigmas compartidos)
FASE 4. COMPETITIVIDAD: búsqueda de identidad y espacios propios. Proceso 4. Acuerdos: se establecen criterios para el crecimiento y desarrollo conjunto
FASE 5. COOPERACIÓN: disposición a establecer acuerdos. Proceso 5. Equidad: se establecen objetivos, metas y políticas (acciones) para que no haya perdedores o excluidos y el cambio sea vinculante.
FASE 6. CONSTRUCCIÓN de LA PAZ: Proceso 6. Coexistencia interdependiente.
Como podemos apreciar, parece que continuamos en la FASE 1, principalmente por parte del gobierno, pero también por parte de algunos “líderes” opositores, quienes no terminan de comprender que para avanzar en los procesos transformativos y para el tránsito hacia un futuro deseado y compartido, hay algunos requisitos necesarios:
Aterrizando el tema, el gobierno sigue saboteando la negociación haciendo exigencias totalmente fuera de lugar y poniendo como condición la eliminación previa de las sanciones, sin haber dado ninguna muestra de rectificación o de voluntad de cumplir con alguna de las exigencias contenidas en la Carta de Intención.
En este sentido y pese a informaciones manipuladas de algunos medios, el líder opositor no ha podido ser más claro: “el levantamiento de las sanciones está condicionado al avance de los diálogos”, y no a la inversa.
Finalmente, queda la incertidumbre respecto a si habrá o no el tal diálogo entre gobierno y oposición; pero eso se entiende, pues existen diversas circunstancias alternativas que fundamentan la conveniencia de negociar:
Mientras se despejan estas dudas, seguimos avanzando en medio de un conflicto caracterizado por una lógica de guerra que tiene rumbo de colisión.