domingo, 14 de junio de 2015
La «basura» de Latinoamérica y el hambre de la región

niño hambre
Ignacio PeralesPor Ignacio PERALES, para SudAméricaHoy

Con la necesidades que hay el dato perturba. América Latina y el Caribe tienen el dudoso honor de ser responsables del 6 por ciento de los alimentos que se desperdician cada año en el mundo. Con eso que se va por el desagüe de la alcantarilla de la irresponsabilidad bastaría para alimentar, prácticamente, a diez veces la población que pasa hambre en la región.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advierte que únicamente en México se desperdicia el 37 por ciento de los alimentos. Más de siete millones de personas podrían paliar su hambre.
El escenario resulta estremecedor pero la toma de conciencia en la región parece anticipar que las cosas no van a tardar mucho en cambiar. Raúl Benítez, de FAO Latam confiaba en declaraciones recientes difundidas pro la agencia Efe que «tanto la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeño) como los países, las organizaciones privadas y consumidores están reaccionando frente a este fenómeno».
Benítez destacó que solo en 2013 la Red Global de Bancos de Alimentos recuperó 190 mil toneladas de éstos en la región, los que fueron distribuidas a más de doce mil organizaciones de quince países.
La FAO expresó que la Celac asume la meta de eliminar el hambre en la región antes del año 2025. La idea es lograrlo por medio de su «Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre» con el fin de recuperar alimentos y evitar que acaben en la basura.
Estas medidas incluyen la creación de campañas de información para sensibilizar a todos los actores de la cadena alimentaria, mejoras en la claridad del etiquetado de los alimentos en cuanto a la fecha de expiración y las condiciones de almacenamiento.
La Celac también llama a los países a aplicar buenas prácticas agrícolas y veterinarias durante la fase primaria de producción, fomentando estrategias de conservación de los productos de la agricultura familiar e implementando mejoras necesarias a las infraestructuras de transporte y del mercado.
El plan de seguridad alimentaria también llama a promover el acceso a equipamiento y nuevas tecnologías que contribuyan a reducir las pérdidas de alimentos en todas las etapas de la cadena, a través de la cooperación Sur-Sur.
Según la FAO los países también han contribuido y están desarrollando una alianza regional para la reducción de pérdidas y desperdicios de alimentos, la cual permitirá aprender y poner en práctica metodologías y experiencias para favorecer acciones coordinadas.
A modo de ejemplo mencionó que en Colombia, la Asociación de Bancos de Alimentos rescató 18 mil toneladas en 2014, suficientes para atender a 400 mil personas.
Costa Rica, por su parte, conformó una red para la disminución de pérdidas y desperdicios alimenticios, que incluye trece instituciones públicas y trabaja en un plan de acción nacional.
De igual forma Guyana, Santa Lucía y Trinidad y Tobago realizaron estudios para medir la magnitud de las pérdidas en la poscosecha de yuca, mango y tomate.