EL VIDEO


Discurso de Gabriel Boric
Por Carmen DE CARLOS, para SudAméricaHoy
Zanjado el divorcio con el 2017 una nueva relación comienza con el 2018. En Argentina, Mauricio Macri, mirará las cornadas de Cristina Fernández, en el Senado, desde la barrera de la Casa Rosada. La viuda de Néstor Kirchner le resulta funcional en su escaño pero no entre rejas como solicita, con su desafuero, el juez federal Claudio Bonadío. Veremos qué pasa, más pronto que tarde, con el futuro de la señora que, con sus ex ministros, podría reclamar por derecho propio salir en el Guinnes (por corruptos).
Macri, libre en el 2018 para echar las campanas al vuelo de su reelección del 2019 Foto. Presidencia
El presidente de Argentina asegura que la inflación acumulada, en torno al 24 por ciento, se reducirá al 15 y al año próximo, de reelección, a la mitad. En el camino, el presidente, hombre determinante y sin mayoría absoluta en ninguna Cámara, se propone pasar el peine a la corrupción judicial y designar «a rolete» magistrados. Si la Justicia fuera y hubiera sido otra, Argentina se habría ahorrado buena parte de sus crisis de este siglo y de los anteriores.
2018 será un año de renovación, tiempo para reciclar políticas equivocadas y presidentes. La espada de Damocles, por el indulto a Alberto Fujimori, promete acariciar el cogote de Pedro Pablo Kuczynski En México Enrique Peña Nieto pasará a la historia con más pena que gloria, en Colombia Juan Manuel Santos cederá su puesto y saldrá del poder con el premio nobel de la paz bajo un brazo flexible para esquivar el referéndum que le dijo NO al acuerdo con las Farc. Muy a pesar de Uribe y también de Andrés Pastrana, Santos se recordará en los libros de texto como el que logró lo que ellos, aunque lo intentaron, no pudieron.
El presidente de Colombia se despide este año del poder
El caso Venezuela debería cerrarse este año. Sangre, sudor, esfuerzo y muchas lágrimas de la oposición, no logran desterrar a un régimen en descomposición que, por vez primera, vio reaccionar (algo es algo) a la comunidad internacional y ponerle límites. La historia le pasará la factura al régimen y a aquellos que le han estado dando su bendición, hasta que el monstruo les demostró que es capaz de devorar a todos sus hijos con tal de sobrevivir.
Poco más que decir.
En Brasil Michel Temer cumplió consigo mismo. El presidente de Brasil, una vez más, dio pruebas de estar fabricado con retazos incombustibles a la justicia. Le dieron por muerto cien veces y cien veces resucitó. Su final, con apoyos del 5 por ciento, no tendrá más aplazamiento pero será en las urnas, donde él dijo y eligió. Y, quizás, pueda darse el gusto de firmar antes algo muy parecido a un acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur. Después veremos si vuelve el PT y cómo sigue la historia para un gigante, de nuevo, con pies de barro.
En Costa Rica también habrá repuesto presidencial y en Bolivia Evo Morales insiste en perpetuarse. En Paraguay Horacio Cartes no parece que pueda, en expresión típica de Michelle Bachelet, «repetir plato». Cuando Sebastián Piñera termine el mandato, entre él y ella habrán estado gobernado 16 años.
El tiempo pasa y Sudamérica, como el resto de Latinoamérica (incluida Cuba), cambia. Lo hace a su ritmo, des-pa-ci-to pero lo hace. Y eso, no es poco después de un ciclo perverso de explotación de ideologías vanas y sentimientos íntimos de pueblos que, algún día, dejarán de pertenecer a ese mundo, sin eufemismos, del subdesarrollo.