domingo, 18 de abril de 2021
«Argentina, contexto político semanal», por Roberto STARKE/KIKE BORBA


Por Roberto STARKE/Kike BORBA

«Cuatro ejes vertebran el #ContextoPolítico de esta semana. El primero, la relación entre el presidente Alberto  Fernández y el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodriguez Larreta, El segundo eje refiere a la creciente preponderancia que está asumiendo el Ministro del Interior, «Wado» de Pedro. El Ministro de Economía, Martín Guzmán, protagoniza  el tercer eje. Aturdido por las malas noticias visita al Papa Francisco para blindarse. Por último, el cuarto eje tratará sobre la política exterior, el reposicionamiento de Argentina y la relación con el Gobierno de los Estados Unidos.

Ahora sí, los  invitamos a analizar con nosotros, los eventos políticos de  esta semana para comprender los desafíos que enfrentará el Gobierno argentino.»

La relación entre Alberto Fernández y Rodriguez Larreta

La decisión del Gobierno nacional de disponer una nueva cuarentena, a partir de la segunda ola de contagios, ha tenido importantes consecuencias políticas desplazando al resto de los acontecimientos de la semana. Esta situación profundizó las diferencias entre el Gobierno y la oposición, y amplió la grieta entre el presidente Alberto Fernández  y el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta.

Esta vez, la relación no se tensionó por la influencia directa de la vicepresidenta, CristinaFernández de Kirchner, sino por la exigencia del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kiciloff.

Los acontecimientos llevaron a Rodriguez Larreta a ocupar el centro del escenario y encabezar el liderazgo de la oposición. No solamente rechazó enfáticamente el cierre de las escuelas que anunció el presidente sino que, al mismo tiempo, rechazó la posibilidad de que fuerzas federales intervengan en la seguridad de la Ciudad de Buenos Aires. Por último, hizo una fuerte crítica al plan de vacunación que el Gobierno lleva adelante. Por este tema, el Gobierno de la Ciudad presentó un amparo judicial ante la Corte Suprema de Justicia.

Era esperable que, con el decreto de necesidad y urgencia (DNU) ya publicado, la reunión que mantuvieronRodriguez Larreta y Alberto Fernández no tuviera resultados. El presidente no tiene espacio para retroceder de la posición que ya adoptó, condicionado como está por Axel Kiciloff y por el espacio que se identifica con la vicepresidenta.

El gobernador de la provincia de Buenos Aires necesita imperiosamente sacarle a Rodriguez Larreta el símbolo de las escuelas abiertas y lograr que cierren también en la Ciudad. De esta manera, Kiciloff no sólo busca conformar a los gremios docentes, con los que mantiene una relación tirante, sino que esta es la única herramienta que puede mostrar en su distrito en el combate de esta segunda ola. La circulación del virus en el conurbano bonaerense se ha vuelto incontrolable. Ni el gobernador ni los intendentes saben bien qué hacer.

Estos acontecimientos le permiten al jefe de gobierno de la Ciudad posicionarse firmemente en el espectro opositor y, una vez más, tomar la delantera. Incluso capitaliza a su favor algunas idas y vueltas del Gobierno. Por ejemplo, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, dijo que las provincias y la Ciudad de Buenos Aires podían comprar vacunas, lo que no estaba claro en los meses anteriores, cuando el Gobierno sostenía que iba a centralizar la operación para garantizar el reparto equitativo entre todas las jurisdicciones. Aquí también Rodriguez Larreta reaccionó inmediatamente, y ordenó que la Ciudad saliera a buscar vacunas. Sin embargo, es sabido que el mercado internacional está “sobredemandado” y en muchos casos las gestiones son muy complejas.

«El protagonismo de Wado» de Pedro

Alberto Fernández se ha aislado políticamente. Tuvo una reacción exagerada con la oposición, a la que calificó de “miserables” e “imbéciles”. Y esto, sumado al actual conflicto con HoracioRodriguez Larreta, lo deja mal parado frente a parte del público que podría llegar a verlo con cierta simpatía. Todo esto lo aleja y lo aísla aún más.

Los kirchneristas participan de este diagnóstico. Por esa razón, el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, ha obtenido un nuevo protagonismo. Está muy activo. No solamente ofreció un canal de diálogo a la oposición para integrar una comisión para el seguimiento del Covid, sino que está asistiendo a programas periodísticos que no son “amigos”. A esto se agrega una significativa participación presencial de De Pedro en un foro empresario exclusivo en el Hotel Llao Llao, donde dijo: “fui a romper fantasmas”, lo cual resultó significativo en términos de su figura, y su relación con Cristina Fernández y, fundamentalmente, con el eje Máximo KirchnerSergio Massa.

Uno de los objetivos de De Pedro es lograr un acuerdo con la oposición en torno a la posibilidad de postergar las elecciones, tanto las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias) como las elecciones generales, que pasarían a los meses de septiembre y noviembre, respectivamente.

Hay un sector de la oposición que estaría de acuerdo en esta postergación dado que en este caso los intereses de oficialismo y oposición confluyen, no tanto por la pandemia, sino fundamentalmente para que ambos bandos puedan prepararse mejor para enfrentar los actos electorales. En ese sentido, De Pedro se maneja con astucia y ya ha logrado por lo menos un guiño de una parte de la oposición a favor de esa postergación. Habrá que ver si esto se traduce en una decisión del Congreso en los próximos días.

Martín Guzman, el ministro acorralado

En tanto, el 4,8% de inflación del mes de marzo no sólo alteró al Gobierno nacional sino fundamentalmente lo dejó mal parado al ministro de Economía, Martín Guzmán, que pierde credibilidad en filas propias y ajenas.

Guzmán no sólo muestra preocupación por la inflación, sino porque teme que puedan volver el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y otros subsidios, si la nueva cuarentena se extiende en el tiempo. Ya es un hecho que retornan el REPRO y se dará un refuerzo a la AUH. Todo esto tiene costo fiscal para el Gobierno, y él ministro mismo ya había anunciado en una entrevista que la Argentina no podría soportar otra cuarentena estricta, tal como destacamos en nuestro reporte semanal.

Guzmán está de gira en Europa para explicar lo que está pasando en la Argentina, sobre todo por qué no hay todavía un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Al mismo tiempo, está intentando que las exigencias del FMI y las negociaciones con el Club de París pueden llegar a flexibilizarse en el corto plazo.

El FMI sigue enviando mensajes muy precisos. Ante el pedido de flexibilización del uso de la ayuda, por parte de algunos sectores kirchneristas, fue categórico al sostener que los Derechos Especiales de Giro son sólo para constituir reservas. Y esto no reemplaza el hecho de que los países tengan que hacer ajustes, acordar programas con el organismo internacional y reestructurar sus deudas.El FMI fue lo suficientemente claro como para dejar sentado que esa negociación política es inviable.

Frente a las nuevas circunstancias, Guzmán decidió buscar como aliado al Papa Francisco. El encuentro tuvo un significado simbólico muy fuerte. No sólo porque ambos mantuvieron una reunión privada, sino porque significó un respaldo para el ministro que tiene algún efecto político en las filas K.

El reposicionamiento internacional de Argentina

En la última semana, la política exterior del Gobierno estuvo bajo examen. Después del incidente con el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, por el futuro del Mercosur, el Gobierno decidió recuperar espacio en el frente externo. En primer lugar, el canciller Felipe Solá mantuvo una extensa conversación con el secretario de Estado de los Estados Unidos (EE.UU.), AntonyBlinken.

Luego se dio la llegada del jefe del Comando Sur de EE.UU., almirante Craig Faller, que se reunió con varios funcionarios argentinos, entre los cuales estuvo el ministro de Defensa, Agustín Rossi. Y también se sumó la visita que realizó hace pocas horas el director para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad de EE.UU., Juan González, un hombre cercano al presidente Joe Biden y que ya había actuado durante la administración de Barack Obama.

Más allá del almuerzo virtual que mantuvo con Alberto Fernández, que todavía estaba convaleciente de Covid, lo interesante fue que González mantuvo una reunión presencial con el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa y disfrutó de un asado con él en su casa particular de Tigre. Esto posicionó una vez más a Massa dentro de la coalición oficialista como un aliado estratégico importante para ser tenido en cuenta. El mismo Massa se ocupó de hacerlo conocer.

Luego de su visita a la Argentina, González se dirigió al Uruguay y ahora está en Colombia. No visitó Brasil, y esto alegró a algunos funcionarios del Gobierno, que piensan que cuentan en esto con alguna ventaja. Cabe señalar que sigue vigente la posibilidad de que Alberto Fernández visite Washington antes que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, lo que para Argentina sería un triunfo estratégico.

Sin embargo, la visita de González incluyó algunos mensajes concretos acerca de la relación con China, el tema Rusia y la problemática regional, fundamentalmente por el alejamiento de la Argentina del Grupo de Lima, enfrentado al dictador de Venezuela, Nicolás Maduro. Si bien el tema del Grupo de Lima es una cuestión que el Gobierno de EE.UU. no considera fundamental, al menos quiere que la Argentina sea clara sosteniendo que Venezuela tiene que ir a elecciones libres. El presidente Fernández debió mandarle un mensaje a la administración Biden de que la Argentina está alineada con esa posición.

También hubo un pedido de ayuda a González para que EE.UU. interceda tanto ante el FMI como en las gestiones para conseguir vacunas. En su respuesta, el funcionario norteamericano fue muy claro. No sólo descartó cualquier influencia en las negociaciones con el organismo financiero internacional, sino que por otro lado explicó que la distribución de vacunas anti Covid responde a un plan global. “Nosotros no distribuimos vacunas, a cambio de acuerdos políticos, como Rusia o China”, subrayó.

En definitiva, Alberto Fernández está replanteando su relación con EE.UU. y en ese sentido le aseguró a González, al igual que hizo Rossi con Faller, que no va a haber una base militar china en Tierra del Fuego. Pero, al mismo tiempo, le dio a conocer un dato muy interesante en torno a la hidrovía, donde empresas chinas aspiraban a hacerse cargo del proyecto. El presidente aseguró que esa licitación la va a llevar adelante la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), un organismo internacional que se caracteriza por insistir en la transparencia. Todas estas señales le dieron cierta tranquilidad a la administración norteamericana con respecto a las intenciones del Gobierno argentino.

Un bonus track de política local

Un dato de interés en torno a la política cotidiana es que CFK le transmitió a AF que “con los planes sociales no alcanza”, y el presidente va a tener que tomar nota de esta opinión. La vicepresidenta quiere que los planes se correspondan con trabajo genuino. Teme que el sector piquetero, que vive de los planes sociales, pueda contar en estos momentos con una enorme ventaja sobre las estructuras políticas tradicionales.

No en vano hemos asistido a un interesante realineamiento de fuerzas en la provincia de Buenos Aires: la fusión entre el Movimiento Evita y Barrios de Pie, dos entidades piqueteras muy significativas que buscan un espacio dentro del Frente de Todos (FdT) pero, al mismo tiempo, quieren armar un proyecto político dentro de la Provincia, dada la debilidad de las estructuras tradicionales y de los sindicatos.

Esto también implicó un reordenamiento en las fuerzas de la oposición. Los evangélicos decidieron constituirse como partido “por la vida y por la familia”. Buscan también su espacio político en el espectro de la “centro derecha” y dado el poder de movilización han despertado el interés y la curiosidad de la alianza opositora de Juntos por el Cambio.  (STARKELABS)