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Discurso de Gabriel Boric
Buenos Aires, 8 ago (EFE).- Unos 32 millones de argentinos están convocados a las urnas este domingo en las primarias que definirán los candidatos para las generales de octubre, una competencia interna que, en la práctica, servirá para medir las fuerzas del kirchnerismo, que parte como favorito, y la oposición.
Los votantes decidirán entre un total de 15 aspirantes a competir por la sucesión de Cristina Fernández en la Jefatura de Estado argentina.
Además, definirán los candidatos a 24 bancas del Senado, 130 sillones de diputados y cientos de cargos provinciales y municipales.
Sólo quienes superen el 1,5 por ciento de votos podrán continuar en la carrera electoral.
Aunque el objetivo de estas elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) es dirimir qué candidatos de cada fuerza pasan a la siguiente ronda electoral, en la práctica, estos comicios constituyen un gran test para medir el apoyo real con el que cuentan los partidos a nivel nacional.
El kirchnerismo, que presenta un único candidato a la Presidencia, Daniel Scioli, gobernador saliente de la provincia de Buenos Aires (el distrito más importante del país), busca salir reforzado de esta votación para alimentar sus posibilidades de retener la Casa Rosada tras doce años en el poder.
Desde la oposición, los conservadores encabezados por Mauricio Macri, líder de Propuesta Republicana, encabezan la alianza Cambiemos, a la que se ha sumado la Coalición Cívica ARI y la Unión Cívica Radical.
El objetivo es que, aunque en esta elección se dividan los votos, Macri, que se presume ganador de la interna, sume en las generales los apoyos de las tres fuerzas para plantarle cara al oficialista Frente para la Victoria (FpV).
Descolgado en las encuestas aparece el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, un peronista disidente que fue jefe de Gabinete de Fernández y terminó enfrentado con el Gobierno.
La carrera por las presidenciales opaca otra contienda electoral clave en Argentina, la lucha por el gobierno de la provincia de Buenos Aires, la más rica y poblada del país y el mayor distrito electoral, tradicional bastión peronista.
También aquí el kirchnerismo parte como favorito, pero con una guerra interna sin precedentes entre sus dos candidatos en primarias, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y el presidente del Parlamento, Julián Domínguez.
Fernández acusa a su rival y compañero de filas de financiar un informe periodístico en el que implicados en narcotráfico le vinculaban con operaciones de tráfico de drogas.
Tras una campaña anodina y carente de propuestas, el escándalo metió de lleno el tema en la agenda política en vísperas de los comicios.
Además de Buenos Aires, las provincias de Catamarca (noroeste), Entre Ríos (este), Chubut (sur), San Juan y San Luis (oeste) celebrarán mañana primarias a la Gobernación.
En este cita, los argentinos votarán además, por primera vez, a sus representantes en el Parlamento del Mercosur entre los 19 puestos disponibles por distrito nacional y los 24 por distrito regional.
Todo está preparado para la votación, aunque el fuerte temporal de lluvia que ha sacudido Buenos Aires en los últimos días ha provocado graves inundaciones en áreas de la provincia y ha obligado a evacuar a más de un millar de personas y a trasladar colegios electorales en el último momento.
Desde el viernes y hasta la apertura de las urnas, a las 8.00 hora local del domingo (11.00 GMT), Argentina vive su periodo de reflexión con una veda electoral que prohíbe realizar actos públicos de proselitismo y difundir encuestas en el país hasta el cierre de las mesas de votación.
La ley establece que no se pueden realizar espectáculos masivos -culturales, sociales o deportivos- durante el domingo, ni vender bebidas alcohólicas desde la medianoche del sábado hasta tres horas después del cierre de las urnas.
Dada la gran cantidad de candidatos a los distintos niveles de la administración que se presentan, se espera una larga jornada electoral, con resultados que podrían retrasarse hasta pasada la medianoche.