sábado, 21 de noviembre de 2015
Argentina estrena la segunda vuelta en sus elección presidencial

Buenos Aires, 21 nov (EFE).- Argentina estrenará mañana la segunda vuelta en las elecciones presidenciales, el balotaje, una fórmula introducida en la reforma constitucional de 1994 en virtud del llamado Pacto de Olivos alcanzado entre peronistas y radicales.
Unos 32 millones de argentinos están llamados a las urnas para elegir al inquilino de la Casa Rosada por cuatro años entre Daniel Scioli, del gobernante Frente para la Victoria, y el conservador Mauricio Macri, líder de la alianza Cambiemos, que parte como favorito en las encuestas.
Ambos fueron los más votados en la primera vuelta electoral, el pasado 25 de octubre, en la que Scioli se anotó un 37 por ciento de votos, apenas un 3 por ciento más que Macri, que ha logrado subir posiciones en los sondeos al frente de una alianza entre su partido, la conservadora Propuesta Republicana, y la Unión Cívica Radical (UCR).
Ninguno logró alcanzar el 45 por ciento de votos o el 40 y diez puntos de ventaja necesarios para llegar a la Presidencia en primera vuelta como establece la legislación argentina.
Las condiciones del balotaje fueron resultado de la reforma constitucional que derivó del llamado Pacto de Olivos alcanzado en 1994 entre el peronista Carlos Menem (1989-1999) y el radical Raúl Alfonsín, primer presidente constitucional tras la dictadura (1976-1983).
Desde entonces, los argentinos no han llegado nunca a votar en segunda vuelta a su presidente, aunque estuvieron cerca en 2003, cuando Menem y Néstor Kirchner, ambos peronistas, quedaron cabeza a cabeza con un 24.45 % y un 22.24 %, respectivamente, en las elecciones presidenciales.
Pocos días antes de la segunda vuelta, pese a la ventaja y ante la previsión de un fuerte voto de castigo, Menem desistió de competir y Kirchner se alzó con la Presidencia.
Antes de 1994, la Constitución argentina, que data originalmente de 1853, contempló la posibilidad del balotaje en distintas reformas legales, aunque los argentinos tampoco llegaron a estrenar este mecanismo.
Desde los albores de la Independencia, a comienzos del siglo XIX, y hasta 1972, el sistema argentino eligió a la cabeza del Estado de forma indirecta, con la sola excepción del lapso en el que estuvo vigente la Constitución de 1949, introducida por el primer gobierno de Juan Domingo Perón y abolida en 1955.
Con el sistema indirecto, los argentinos no elegían al presidente sino a representantes, configurados en un Colegio Electoral, que se encargaban de designar al mandatario.
En 1972, el dictador Alejandro Agustín Lanusse (1971-1973), introdujo una enmienda a la Constitución que incluía la elección directa del presidente y vicepresidente y una segunda ronda electoral para los casos en los que no se alcanzase una mayoría del 51 % de los votos.
Con ese sistema, se celebraron las elecciones de 1973, que dieron la Presidencia al justicialista Héctor Cámpora, que no logró mayoría absoluta pero asumió porque la Unión Cívica Radical rechazó concurrir al balotaje.