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Denver (EE.UU.), 16 jul (EFE).- La joven artista argentina Agustina Woodgate, de visita en Denver (EE.UU.) invitada por la Bienal de las Américas, comenzó esta semana a pintar sus famosas y gigantescas rayuelas en esta ciudad para redefinir espacios públicos y fomentar conexiones culturales locales e internacionales.
Con la ayuda de voluntarios locales, Woodgate pintará largas rayuelas en siete vecindarios de Denver, para continuar con una tradición que se inició en una plaza de Buenos Aires y que continuó en ciudades de Latinoamérica, Estados Unidos y Europa.
«La rayuela es un juego que todos tenemos en común. Nadie me ha preguntado cómo se juega, ni en Buenos Aires, ni en Cracovia (Polonia), ni en Miami (EE.UU.) o en Denver,» comentó Woodgate a Efe.
«Cada vez que realizamos la instalación de una rayuela, cuando terminamos se forma espontáneamente un fila de personas que empieza a jugar», agregó.
Woodgate completó en 2004 sus estudios en la Universidad Nacional de Artes, en Buenos Aires, e inmediatamente comenzó a realizar exhibiciones grandes y pequeñas a nivel local e internacional, con el uso de variados materiales y enfoques.
Sus obras, dijo, son el resultado de la intersección de «teorías de la temporalidad, políticas del espacio público y una imaginación radical» lo cual lleva a «interacciones que generan e imaginan nuevos paisajes». Como consecuencia, «se reorganiza el espacio público y se presentan nuevas maneras de interactuar con y en ese espacio».
Woodgate visitó Denver hace dos años cuando el Museo de Arte local compró una de sus obras. Ese contacto le valió la invitación para regresar a la capital de Colorado y plasmar sus conocidas rayuelas durante la Bienal de las Américas, evento que se prolonga hasta el 30 de agosto.
«La rayuela es mucho más que solo un juego porque es una actividad que nos lleva a reflexionar sobre el uso del espacio público. Por eso pintamos los números y los cuadrados de la rayuela en la vereda porque es el espacio público por excelencia que le pertenece a los ciudadanos», declaró la artista.
Con la ayuda del centro de arte RedLine de Denver, Woodgate comenzó este martes a pintar los cuadrados de la rayuela en Globeville, un barrio en el norte de Denver con un 70 % de población hispana y con un 25 % de residentes pobres.
Y este miércoles, la artista pintó una rayuela en una muy transitada intersección en el centro de Denver donde habitualmente se concentran decenas de personas desamparadas o de escasos recursos.
«A cada uno de ellos le dimos un pincel y los invitamos a ser parte del proyecto. Y cuando terminamos celebramos todos juntos con una comida comunitaria», explicó Whit Sibley, gerente de exhibiciones de RedLine y a cargo de la logística de la instalación de las rayuelas.
La participación espontánea de las personas en el proyecto es importante, dijo Sibley, porque es «una manera física y simbólica de conectar a la ciudad y a sus vecindarios».
Woodgate pintará hoy los cuadrados blancos en Colfax y Broadway, la esquina más céntrica de Denver, para seguir mañana en 16th Street Mall (una calle peatonal) y pasar luego a una escuela primaria y al Museo de Niños, antes de terminar en un parque comunitario. La pintura durará en estos caminos por lo menos hasta el 30 de agosto.
«Jugar a la rayuela es ver a la sociedad desde otra perspectiva. Es caminar sobre el espacio público y ubicarlo en su contexto cultural. Es hacer visible las líneas invisibles que ya existen en las ciudades y que nos separan a unos de otros», comentó Woodgate.
«Las líneas de división ya existen, pero la rayuela es el juego de la antidiscriminación porque todos podemos jugarlo», puntualizó.
Y es un juego que, en su opinión, causa esperanza al entender cómo la rayuela se fue transformando desde sus aparentes orígenes hace dos milenios en el Imperio Romano hasta la actualidad.
«Comenzó como una práctica de estrategia y de grados militares entre los romanos, y hoy lo jugamos para divertirnos. Eso nos da esperanza», concluyó.