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Discurso de Gabriel Boric
Buenos Aires. Por Beatriz SAINZ DE ROZAS @beasrs
Hay lugares que parecen conducir a un lugar pero lo hacen a otro totalmente inesperado. Si no que se lo digan a Harry Potter que a través de un muro de una estación de tren viajó a la escuela de magia «Howarts» o a Lucy Pevensie que saltó al fondo de un armario y llegó al mundo fantástico de «Narnia». Como dice el refrán: «Las apariencias engañan».
En el numero 872 de la calle Arroyo hay un local que vende flores y vinos. Se llama “Florería Atlántico” y parece eso, una florería, más sofisticada pero una florería al fin y al cabo. Junto a la estantería, donde las botellas de vino aguantan firmes, asoma una puerta que parece la de un congelador pero al atravesarla sientes todo menos frío. Bajas por la escalera y terminas en el subsuelo, nuestro punto de destino, donde funciona este bar-restaurante de luz cálida, música y una variada opción de cocktails.
La carta de «tragos» se divide por países: España esta presente con, “una vueltita a la sangría” o “aguita de Valencia”, Inglaterra con “Hanky panky”, un clásico nacido en el Hotel Savoy de Londres, Francia con “Le Julep” o “Madame Yvonne”… La lista, como las naciones que salpican el mapa mundi, es larga.
Mejor bar que restaurante, «Florería Atlántico» esta considerado uno de los mejores del mundo. En cuestión de comida, el puntaje queda lejos (aprobado sin excesos). Pero comer, frente a beber, pasa a un segundo plano para los amantes de «la buena copa». Renato Giovannoni al mando de la barra, tiene buena parte de ese mérito.
Los bares ocultos tienen su historia. Conocidos como “speakeasies”, nacieron en EEUU para transgredir la ley seca. Localizarlos en Chicago no era fácil y en Buenos Aires, tampoco lo es. «El dato» viaja de boca en boca y sólo te llega si alguien decide compartirlo contigo.
Ferona, en Palermo, (para saber la dirección exacta hay que llamar al 15-6722-6784 ) es otro ejemplo. No tiene cartel, luces… nada. Pero si logras la dirección y golpeas la puerta con decisión, podrás pasar y sentirte como en casa. Con suelo de parqué, muebles antiguos y cómodos sofás, en Ferone la música es casi tan buena como sus bebidas.
El recorrido secreto continua en Villa del Parque. Lo “mainstream” (saturado) que dicen los norteamericanos, ya no está de moda. Por eso, mejor acercarse a “Eter Club” (Cuenca 2783). El local pasa completamente desapercibido para el que no tiene el dato. Se trata de una discreta puerta que da a una escalera que lleva a un primer piso. Allí uno se encuentra con una nutrida barra y un salón donde escuchar música en directo (Soul, Funk, Jazz). Además, tiene espacio para fumadores. Los fuertes de la casa son las cervezas artesanales, los seis tipos distintos de Bourbon, diez marcas de ron y los whiskys, entre los que se destaca el intenso Peat Monster.
La clave del éxito de estos bares está, en parte, la calidad de la coctelería. En Harrison (Malabia 1742), oculto detrás de un restaurante de sushi, al que se accede a través de una compuerta secreta, descubrimos a uno de los mejores barman argentinos: Sebastián García. Sus cocktails prometen no dejar indiferente a nadie.