martes, 4 de noviembre de 2014
Bipartidismo del sur

 

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Sergio Massa, Daniel Scioli y Cristina Fernández

josé valesBuenos Aires. Por José VALES

A nadie en Sudamérica le caben dudas que la democracia está instalada desde hace décadas y reforzada en cada período si por elecciones se trata. Los comicios se suceden y llegan pero sin grandes esperanzas en la sociedad de alterar mucho. Y es que los respectivos electorados, a la hora de testear los nombres de los postulantes, refuerzan el bipartidismo como viene de ocurrir en Brasil o buscan un “chivo expiatorio” para hacer sentir su descontento, como en el caso de Uruguay, con el candidato del Partido Nacional, Luis Lacalle, hasta no hace mucho sólo el hijo de un ex presidente.

Pero hay casos en que todo puede volverse más dramático aún. Y ese caso es lo que los argentinos, con el aporte inestimable de su presidenta, Cristina Kirchner, vienen cocinando desde hace meses para el 2015, año de recambio presidencial.cristina fernandez

Allí, hay tres candidatos, el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, el ex jefe de Gabinete, Sergio Massa y el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri. Los tres con más o menos relación con la
presidenta y su séquito y los tres, se reconocen tener la influencia política de Carlos Menem, el cuestionado ex presidente con el que los tres llegaron a la política.

Todas las encuestas, todos los análisis no superan la idea de que de esa terna surgirá el reemplazante de Cristina Kirchner, convertida a esta altura en “la gran electora”, pero con serios problemas para colocar a un candidato con la impronta de su discurso y su acción. Su hijo, Máximo Kirchner aún está muy verde para cuidar la hacienda política.

Menemistas todos, la presidenta parece haber decidido sincerar sus políticas, con los últimos movimientos en materia de hidrocarburos y con la nueva ley de Telecomunicaciones, que le permitirá a las operadoras acceder a los medios de comunicación. O sea, en  la línea de Carlos Menem. Sin olvidar la decisión de expulsar extranjeros que delinquen. Todo a buena distancia del Che Guevara, para que ya no
queden dudas. Es, fue y será, la señora una neoliberal sin carácter para la gestión.

Pero volviendo al grupo de los tres. Un somero análisis de cómo están sus respectivos distritos podría dar una idea de por qué hoy la Argentina está como está, a la deriva económica comparada con sus vecinos regionales y con serios problemas sociales. Scioli, gobierna la provincia más rica del país, en virtual estado de quiebra. Sólo basta que el Río de la Plata termine por desbordarse en algunas localidades del sur del conourbano para volver a asistir a un desastre de proporciones como ocurrió hace dos años en la inundación de La Plata, la capital provincial.

Massa, es el intendente (alcalde) de Tigre, provincia de Buenos Aires, y el último ganador de las Legislativas contra su ex jefa, la presidenta. Su municipio alberga a uno de los barrios cerrados más caros y exclusivos del país, Nordelta, levantado en los años 90, plena era menemista, albergó a estrellas del fútbol y artistas. Pero hoy le dejó espacio a varios lugartenientes del narcotráfico, que según los investigadores viven cómodamente frente a su lago artificial y un brazo del Delta del Río Paraná.

La capital argentina, gobernada por Macri, llama de inmediato la atención de los turistas por la suciedad de sus calles. Si de algo debería conocer Macri es de cómo administrar la basura, ya que fue uno de los directivos de la firma de su padre, Franco Macri dueño de
Manliba y otras tantas empresas de limpieza de ciudades. Fue ese “metier” el que en su momento llevó a Diego Maradona a apodarlo “el cartonero” (Reciclador de basura).

En el casco histórico de la ciudad, hay un reclamo de los vecinos por el reemplazo del viejo empedrado por uno nuevo o, directamente por cinta asfáltica. Las autoridades locales podrían salir del trance argumentando que la inseguridad en todo el país es tal que “se robaron hasta el empedrado”, pero no. Son pocos, cada vez menos los que se
quejan de la realidad y eso va convirtiendo a los argentinos en una sociedad cómplice de su propio destino.

Tres pequeñas muestras, tres, de lo que representan las administraciones de los tres candidatos. En uno de ellos recaerá la suerte de llevar adelante lo que la presidenta y su séquito de intelectuales -transformados en aplaudidores seriales-, apodan “la
restauración conservadora”.

Todo dependerá de lo que pase en los próximos meses con la economía, de si a la presidenta no le queda más remedio que refugiarse en la imagen de Scioli, de si llega a un gran acuerdo con Massa o bien, si decide respetar el que en su momento selló Néstor Kirchner con Franco Macri, padre del jefe de Gobierno y socio del Estado en ferrocarriles y otros sectores. Como todo parece indicar hasta aquí. Pase lo que pase, el menemismo y su impronta neoliberal, estarán como hoy, más vivos que nunca.