EL VIDEO
Discurso de Gabriel Boric
Por Carmen DE CARLOS, para SudAméricaHoy
Se fue despacito aunque la velocidad de la Fórmula 1 fue su pasión. Carlos Alberto Reutemann, aguantaba desde el mes de mayo con la resistencia que tienen los que están acostumbrados a esperar. Su salud luchó contra el cáncer, el covid 19 y un estómago que nunca supo digerir las porquerías de la política. Fue gobernador de la provincia de Santa Fe, después de Buenos Aires el territorio más potente de Argentina. Fue un hombre al que no le salpicaban los charcos y caminaba por el barro cuando había que hacerlo. Fue el que dudaba, el que no tenía miedo a decir que no, el que pasaba de ser candidato a presidente aunque el peronismo se lo pidiera de rodillas.
“El Lole”, como se le conocía, fue un hombre tranquilo, con temple y carácter sólido. Seductor sin proponérselo, era difícil no echarle un vistazo de arriba abajo o viceverse. Tenía estatura física y de la otra. Corrió en Ferrari, Brabham, Williams y Lotus. Eran otros tiempos y otras categorías (sobre ruedas y sobre sus zapatos). Le reprochaban que tardaba en arrancar, en pisar a fondo ese acelerador que le dio 12 victorias, 146 grandes premios y 45 podios.
Su paso como gobernador de Santa Fe fue por partida doble (1991-1995 y 1999-2003). Las inundaciones y algunas denuncias le amargaron el recuerdo de una gestión que, en las urnas, los suyos le reconocían. Luego se convirtió en senador (2003-2021) y de ahí en un paciente argentino que aguantó lo que pudo. El parte médico dice que tenía “anemia, hipoalbuminemia, infección e inestabilidad hemodinámica”. También 79 años, hemorragias en un estómago de cristal y mala suerte para pisar el acelerador de la muerte tan temprano. Esta vez, en contra de su voluntad porque al Lole, la vida le gustaba y la vida, ahora, sin él, será menos interesante.