EL VIDEO
Discurso de Gabriel Boric
Por Marta NERCELLAS, para SudAméricaHoy
Nuestros días, los días de cada uno de los habitantes de nuestro país, están siempre invadidos por agravios y ataques contra nuestras instituciones. Las piedras no son sólo al Congreso (mucho menos a un despacho determinado), son a las estructuras esenciales en las que se apoya la República.
Unos suceden a otros, y los vamos naturalizando y pasamos la página en la que quedaron consignados como si fueran fotos viejas que ya ni siquiera nos causan emotividad. El “muñeco” de la democracia es movido por hilos invisibles, manipulados por las manos de autócratas que logran que perdamos poder de reacción ante la vehemencia con la que instalan debates anacrónicos y sin sentidos. Temas ajados que intentan recrear aquel circo que distraía pero que ahora ni siquiera viene acompañado por pan.
Con la potencia de su violencia nos distraen. Nos obligan a ver al policía que es prendido fuego por la turba y con sus llamas nos advierten y amenazan. Hay una sola forma de pensar . O la adoptas o las cenizas de ese uniforme presagian tus propias cenizas. Esconden las intenciones y a los autores que armaron esa bomba molotov.
El presente que carece de educación , de comida, de seguridad y de trabajo no es el paso previo al mañana floreciente que nos mienten para mantener nuestra adhesión. Falsean una felicidad próxima que siempre está en la inalcanzable esquina siguiente mientras siguen sembrando acampes, exabruptos y disparates que no son casuales y legitimando a la violencia como medio para lograr objetivos.
Hablamos de quienes caen bajo las balas de los narcos y nos olvidamos de los jóvenes y niños que son empujados al precipicio, por dosis mágicas que los ilusionan con zafar de un presente que no soportan. Ellos también son víctimas aunque muchas veces nos enoje verlos transitar por las calles sin rumbo y en el limbo químico en el que cayeron por distintas razones. El negocio de pocos, enredado con la corrupción política tiene en el otro extremo sólo víctimas; los “soldaditos” que cargan en su mochila ese veneno que les permite soñar con unas monedas para que coma su familia; la sociedad obligada a soportar los desmanes que los intoxicados ocasionan; el costo de los tratamiento o de los encarcelamientos de los consumidores. De un lado dinero sucio, manchado con sangre, que se intenta colar en la economía formal para que puedan disfrutarlo los delincuentes; del otro solo, tristeza, miseria , miedo, adicción que no puede controlarse aunque para satisfacerla sea necesario matar.
Los videos de quien siempre empieza y termina sus frases con un “yo” e intenta convertirse en víctima para que no recordemos que es la victimaria, nos tienen horas debatiendo sobre la roja marca en su ventana, mientras nos olvidamos que los piedrazos agreden en forma directa al sistema representativo que elegimos para nuestra convivencia. Esas piedras lanzadas con la furia del hambre, la falta de educación y el odio que supieron inculcarles, tuvieron su inspiración en el plan de anarquía que imaginaron desde despachos cercanos a los agredidos. Los artífices del, “cuanto peor mejor” trabajan sin descanso. Para sembrar el caos no hay feriados ni horas hábiles. Quienes pretenden ordenarlo en cambio, parecen actuar sólo en horario de oficina. Unos pegan debajo del cinturón, los otros gritan “respeten las reglas”.
Las piedras arrojadas nunca fueron cuestionadas. Se llegó a decir en un fallo judicial que son la defensa de los pobres para evitar la represión policial. El destrozo de los bienes públicos, los piquetes que impiden que los habitantes lleguen al trabajo, a la escuela o al médico, son articulados pensando que nos harán olvidar los multimillonarios robos a las arcas públicas, la emisión de dinero descontrolada para financiar egoísmos que se disfrazan de actos patrióticos; el aumento desmesurado e inexplicable del déficit fiscal; la costosísimas obras faraónicas para embellecer despachos cuando la nación está quebrada; los dineros girados para infraestructura cuyos montos se evaporan sin realizar la obra ; los sueldos de nuevos empleados públicos ineficientes e ineficaces con el propósito de comprar voluntades o pagar lealtades…. La larga enumeración de desatinos indican que no son casuales , son causales.
La lista de despropósitos es interminable. La falta de plan no sólo económico sino de plan de gobierno nos ensombrece el camino que nos obligan a transitar. Sólo en un objetivo son coherentes y perseverantes, la IMPUNIDAD de los delincuentes amigos y la constante planificación de “negocios“ que permitan manotear dineros para las cajas de quienes manejan el poder.
Corrupción e impunidad no fueron encerrados por la pandemia. Ellos siguieron su derrotero sin que importe si resultaba necesario atacar a los miembros de la Corte; tirar por la ventana a Camaristas que cometieron el pecado imperdonable de confirmar sentencias que imputaban a los nuevamente funcionarios; o intentar echar a los empujones al Procurador que no emite la instrucción a sus Fiscales para que exijan el sobreseimiento de quienes fueron señalados por los delitos de estado.
Resistieron escudándose en la ley inconstitucional del Consejo de la Magistratura que había ideado el Kirchnerismo, para convertir en títeres a los jueces y fiscales. No contaron con que desde el otro extremo el Procurador, Jueces y Camaristas resistirían. En el mundo de súbditos o enemigos en el que viven, esa resistencia es una declaración de guerra y quienes la practican o alientan , son los enemigos.
La lista de agravios a la institucionalidad agobia y desesperanza, por ello más que seguir con la interminable enumeración hoy me pregunto ¿cómo llegamos acá? ¿Cómo soportamos en silencio (o con el escaso ruido de alguna marcha), el pisoteo a los valores republicanos? ¿Cómo permitimos que los “Baradel” nos digan si nuestros hijos se educan o no? ¿Cómo rifamos el futuro de los jóvenes dejando que los adoctrinen en las escuelas? ¿Cómo escuchamos sin reaccionar que se devalúe el mérito o se nos diga que no se califica el esfuerzo para no estigmatizar al que no estudia?
Estamos muy en el fondo del pozo de la decadencia, pero siento que todos dimos alguna “palada” para hacerlo más profundo. No es fácil ver la luz desde estas profundidades, pero todavía tenemos la pala en la mano. Si hoy en lugar de seguir aumentando la distancia que nos separa de la superficie fértil, en vez de continuar agrandando la grieta, comenzamos a pensar en construir y con esa tierra que antes paleamos construimos escalones que nos permitan subir y puentes que nos permitan cruzarla?
Hoy miro con culpa el camino descendente. Me hago cargo del error para intentar salir de esta oscuridad. Y convencida que el paraíso es apoyar la cabeza en el hombro correcto, intento diseñar ese hombro con planes concebidos entre todos los que defienden los valores republicanos: planes educativos, sociales , de trabajo, de seguridad. Planes que respeten las instituciones que la Constitución Nacional cinceló.
El edificio de la república está en ruinas, debemos trabajar mucho para lograr reconstruirlo, pero una pared siempre empieza por una hilera de ladrillos y no por la pintura. Hoy es hora de pensar en los muros, ojalá cada uno ponga un ladrillo.