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Sebastián Meresman
Buenos Aires, 8 dic (EFE).- El 15 de agosto de 2015 Huracán perdió 3-0 ante Nueva Chicago, el entrenador Néstor Apuzzo renunció y el defensa y capitán Eduardo Domínguez decidió retirarse para hacerse cargo de un equipo que ahora, menos de cuatro meses después, jugará la primera final de un torneo internacional de su historia.
«Es algo que me pidió el presidente. Hablé con Apuzzo y me dijo que estaba de acuerdo. Las primeras sensaciones apenas le hablé al plantel fueron raras. Fue raro hablar antes como compañero y ahora como conductor. Pero estoy contento, emocionado, con muchas ganas de trabajar y salir adelante», dijo en aquel momento.
Domínguez, de 37 años, hizo prácticamente toda su carrera como futbolista en Argentina, donde vistió las camisetas de Vélez Sarsfield, Olimpo, Racing, Independiente, All Boys, Atlético de Rafaela, y Huracán, en tres oportunidades distintas.
En el exterior jugó en Los Ángeles Galaxy, de Estados Unidos, y Deportivo Independiente Medellín, de Colombia.
Su estilo como entrenador es bastante similar al que pregonó cuando era defensor: le gusta que su equipo esté ordenado, con poca distancia entre los jugadores, que suban y bajen en bloque y que en la medida de lo posible presionen lejos del arco propio para recuperar rápido la pelota.
Al hacerse cargo de Huracán no innovó ni experimento con disposiciones tácticas nuevas o revolucionarias, sino que confió en los mismos futbolistas, a quienes conocía bien y sabía de lo que eran capaces por haber jugado junto a ellos.
Teniendo en cuenta el equipo que perdió por 3-0 ante Nueva Chicago y el que superó a River Plate por las semifinales de la Copa Sudamericana se mantuvo el mismo dibujo táctico y solo se realizaron tres cambios, y uno de ellos fue, justamente, debido a la salida de Domínguez.
Suele alinear a tres centrocampistas creativos, de buen pie, que manejan el ritmo del partido asegurándose la tenencia de la pelota gracias a su precisión en los pases, apoyados por otros dos centrocampistas con características más defensivas, pero con buena técnica, que se posicionan por detrás de ellos.
Pero también apuesta a los pelotazos largos a su único delantero neto, Ramón ‘Wanchope’ Ábila, la figura del equipo, que gracias a su poderío físico y su capacidad goleadora disputa ahora el título de máximo realizador con el colombiano del Santa Fe Wilson Morelo.
Domínguez, que hace poco más de un año levantaba el trofeo de la Copa Argentina como jugador, capitán y emblema, buscará ahora hacer que Huracán salga campeón de un torneo internacional por primera vez en su historia.