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Discurso de Gabriel Boric
Por Adolfo Athos AGUIAR, para SudAméricaHoy
El impacto de los cuadernos de Centeno es visual. No revelan nada nuevo, pero exponen una bitácora tosca y minuciosa de la logística cotidiana de una actividad en la que participaban decenas de personas, y conocían centenas. El efecto real se debe a una decisión ética de los periodistas del diario “La Nación”. Antes de transformarla en noticia, la sometieron a un cuidadoso proceso de verificación de datos. Antes de ponerla en remolonas manos judiciales, la transformaron en una trama verificada. Poseedora de uno de los mejores sistemas de almacenamiento e investigación de datos en Sudamérica, realizó la verificación de los pequeños hechos de soporte indispensables, en los que pese a ser conocidas las fuentes, los pagadores, los cobradores, los intermediarios y los destinos, las investigaciones judiciales no habían avanzado un milímetro.
La disciplina de Filosofía, Política y Economía de la Universidad de Oxford debe reconocer un aporte al Río de la Plata. En el último número de “The Spectator” James Ball y Andrew Greenway, publican “La bluffocracia: cómo Gran Bretaña terminó siendo manejada por oportunistas elocuentes”, desarrollando un concepto y lanzando un neologismo muy parecido a nuestra “chantocracia”. “Alguien que tiene, en el mejor de los casos, una comprensión superficial del país que intenta gobernar. Alguien que sabe cómo crear una idea que llame la atención y cómo hacer que suene convincente y radical, pero que nunca tuvo la menor idea de cómo implementarla”. Conocemos estrechamente este fenómeno. La gestión Macri lleva tres cuartos de su primer mandato (que hoy temen que sea el único) realizando anuncios, presentando proyectos, organizando equipos y creando organismos, que nunca han concretado un avance. Los cuadernos de Centeno y La Nación, son un rebote envenenado de un episodio –con abundante documentación oficial- elocuente.
El Ministerio de Modernización abocó durante un todo un año una de sus Direcciones de Proyecto al diseño de una herramienta técnica única para el análisis de esa clase de fenoménica asociada al delito habitual y organizado, respondiendo a pedidos de virtualmente todos los organismos de investigación e inteligencia nacionales. Presentada una propuesta completa, los funcionarios técnicos a cargo fueron investigados penalmente, sometidos a sumarios internos y objeto de agrios reclamos interministeriales, hasta que la Dirección fue desmantelada y los equipos desbandados. Cada una de las reparticiones optó por alguna clase de remedio casero de alimentación discrecional. Este episodio excede a nuestra imbatible endemia de Dunning-Kruger , y explica por qué ningún sector del establishment (judicial, económico, financiero, político, social) vive este desvelamiento como positivo, y que el propio Presidente Macri se haya mostrado más preocupado por el efecto que tendrá en las futuras inversiones que por el daño a la calidad institucional.
La evidencia “Centeno” impacta en el núcleo mismo de un sistema de creencias común sostenido durante cuarenta años, pese a la inconsistencia e incoherencia que se señalan tanto del análisis marxista tradicional como en el afín a la doctrina social de la Iglesia . Son “Sueños Compartidos” invariados de Kirchner a Macri , que constituyen un triángulo estructural.
1º) La creciente incapacidad del estado para asegurar el cumplimiento uniforme de la ley, el reconocimiento de su legitimidad, su monopolio de la fuerza, la garantía de los derechos básicos universales y de las funciones autónomas de sus organismos.
2º) La insistencia en políticas sustitutivas de un estado de bienestar –que ya no existe- con la “economía social” y la exaltación del pobrismo.
3º) El interés en mantener al Estado como árbitro y beneficiario de la desmesurada acumulación económica en sectores favorecidos.
“En los mercados políticos, la atención ya no centra en generar prosperidad través de la creación, mejora, innovación y oferta de productos y servicios a precios competitivos. En su lugar, el éxito económico depende de la habilidad de las personas para influir sobre el poder gubernamental a fin de inclinar la balanza de la actividad económica en beneficio propio. Aunque la apariencia exterior de un mercado se conserva, su marco esencial es suplantado por la presión y la lucha para asegurar que los gobiernos, los legisladores y los reguladores favorezcan a unos en detrimento del resto de los ciudadanos. En ese sentido, el capitalismo prebendario constituye sin duda una forma de redistribución: de los contribuyentes, consumidores y empresarios centrados en la generación de bienestar, a los poderosos, los lobistas y los que tienen conexiones políticas”.
El triángulo sostiene el combo de la escasa calidad institucional y la altísima corrupción, pero esa es la otra parte de la historia.