domingo, 19 de enero de 2014
El silencio de Cristina y las palabras de Capitanich

Por Ignacio PERALES, para SudAméricaHoy (SAH)

Ignacio PeralesLa defiende a capa y espada pero lo cierto es que ella, con su silencio, le ayuda poco. Jorge Capitanich, el flamante jefe de Gabinete (apenas lleva un par de meses) salió al paso del mutismo de su jefa. La mujer más poderosa, la amante de salir en las cámaras y en las fotos  lleva «invisible» un mes completo. Capitanich, «Coqui» para la Presidenta, dijo que gobierna «con plena y absoluta dedicación». Lo declaró en Página 12, versión «nac & pop» del boletín oficial del Estado cuando se trata de política nacional.

«La presidenta toma decisiones en forma sistemática y diaria, tanto estratégicas, como operativas, y está en contacto con cada uno de sus ministros, a quienes instruye órdenes y promueve las acciones correspondientes». Capitanich dijo eso y mucho más pero cuesta trabajo creerle.
La mano derecha de la presidenta se está convirtiendo en la izquierda y también en sus ojos, sus oídos y en la imagen visible de un Gobierno que parece seguir un rumbo incierto sin su patrona al mando de un barco que corre el riesgo de hacer aguas. ¿Esta sana Cristina? ¿Está triste? ¿Se aburrió del poder? ¿Querrá marcharse de la Casa Rosada antes de los dos años que le quedan de mandato? Las preguntas se suceden de norte a sur de la Argentina y los que todavía creen en ella, aseguran: «Manda a Capitanich al frente para que reciba los golpes».
La entrevista a Coqui, su escudero y escudo, no basta para despejar las incógnitas sobre la jefa del Estado.
La situación -de ausencia sin causa conocida- es contraria a la naturaleza de CFK y eso, da qué pensar, que sospechar, que dudar… Todo empezó en octubre, después de la intervención quirúrgica a la que Cristina fue sometida. Tras estar recluida un mes y pico en Olivos (no le gusta nada y mucho menos el calor) volvió.
Reapareció en un acto público el 20 de noviembre, en la toma de posesión al frente de Economía de Axel Kicillof, uno de sus jóvenes de confianza. Se mostró renovada, casi tanto como en el vídeo anterior que dice que grabó su hija Florencia y que las malas lenguas juran que tenía enfrente, además, a Tristan Bauer.
La última vez que se la vio fue el pasado 19 de diciembre, en la jura de la flamante cúpula de las Fuerzas Armadas y desde ese día está pero no está.

No dijo nada de los saqueos postreros del 2013 en distintas provincias a causa de una huelga de policías o los apagones de luz en pleno sofoco austral (últimamente 40 grados). Muda, totalmente muda se quedó.
Mientras, Capitanich pone la cara, la voz, y el cuerpo dentro y fuera del Gobierno. ¿Hay un vacío de poder? Debe ser porque los sindicatos se reorganizan, el peronismo baraja candidatos y hasta en el Gabinete salen espontáneos para sucederla en el sillón de Rivadavia. El propio Axel lo mira -al sillón- con ojos golosos. También Florencio Randazzo y hasta el ex ministro Aníbal Fernández quieren sentarse en la butaca presidencial. Y, estas señales, no indican nada bueno para ella.

Cristina está pero no está y así la gente no está contenta. Su popularidad cayó durante el mutismo un 10 por ciento según las últimas encuestas y el 25 que la votaría siempre quizás -si pudiera presentarse por tercera vez consecutiva- ahora alguno se lo pensaría.
Así las cosas, si CFK (por sus siglas en castellano) no aparece pronto, la cosa (rumores etc) se va a poner fea. De momento, tiene una cita fuera: el 28 y 29 de este mes la esperan en La Habana para participar de la cumbre de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños). Pero, lo dicho, eso es fuera y donde la están llamando y esperando desde hace un mes es dentro, en Argentina.