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Discurso de Gabriel Boric
Por Ignacio PERALES, para SudAméricaHoy
El FMI regresó a la Argentina y Christine Lagarde le dio un 10 a la gestión de Mauricio Macri. “Sus dos años de gobierno han sido asombrosos”, declaró en el diario La Nación. En cualquier otro país, la opinión de Lagarde supondría un espaldarazo descomunal a un presidente que, sin mayoría en ninguna Cámara, suele ser blanco de críticas por su empeño en aplicar lo que él mismo bautizó como “gradualismo” pero en Argentina, el mismo gesto puede convertirse en el abrazo del oso entre algunos.
A juicio de la directora gerente del FMI el Gobierno, “ha hecho tanto en lo que se ha dado en llamar gradualismo, que no lo encuentro gradualista para nada”. Los economistas que suelen sacarle la piel a tiras al macrismo (y no son pocos) y aquellos inversores que exigen que meta el bísturi a fondo y sin contemplaciones, debieron quedarse “asombrados”. La ex ministra de Economía de Francia explicó sus palabras: “el Gobierno ha sido profundo en las reformas, ha lidiado con los problemas no en una manera superficial, sino en un modo muy determinante. Pero lo ha hecho con la decisión de lograrlo en un tiempo suficiente como para que las reformas sean sustentables y el crecimiento económico sea perdurable, para lograr eliminar el déficit primario en 2019 y empezar a bajar el nivel de la deuda a partir de 2020”.
Macri, ese experimento entre radicales y peronistas, evitó el shock en la población y desde diciembre del 2016, optó por decisiones traumáticas pero, pese a los sacrificios, asumibles por las clases medias que son las que siempre terminan pagando la factura de los desmanes del poder. Los más desfavorecidos han seguido con muchos de los “planes” heredados del kirchnerismo y asisten «asombrados» a la construcción de cloacas y obras públicas necesarias para todos. En ese sentido, el de las subvenciones, «Mauricio», nombre para la campaña y para sus ministros, cumplió su palabra. Quizás, no tuvo otro remedio y lo hizo a regañadientes, pero lo hizo.
Adoptar otra decisión le hubiera valido, probablemente, revueltas en la calle que él difícilmente hubiera podido resistir sin que le cayera (del cielo o del infierno) “un muerto”, la excusa que los más fanáticos buscaron en estos casi tres años de su gestión para ponerle en la calle.
Volviendo al principio, lo de Christine Lagarde (su opinión de Macri) sería una carta ganadora a mostrar, en el juego inmediato de la política, en buena parte de los países pero… Argentina es diferente. No faltarán las voces que, con razón, recuerden los patinazos del Fondo de antes y durante el crack del 2001. Tampoco aquellas que repitan los nombres de Rodrigo Rato o de Domique Strauss-Khan junto a sus aventuras financieras el primero y de violencia de género el último. Son las verguenzas de los ricos que, en el sur (también en el norte), revuelven los intestinos.
Dicho esto, Christine Lagarde dijo algo más. «Cualquier país como los Estados Unidos y Europa puede haber pensado en el pasado que esta región (por Latinoamérica) era su territorio y ahora están sorprendidos, porque ya no lo es». En esto, como en lo anterior, la francesa acertó y or si alguien tiene dudas, apuntaba a China.