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Sofía Terrile
Buenos Aires, 12 ago (EFE).- Las mujeres, la revolución y el mar fueron las tres pasiones del fotógrafo cubano Alberto Díaz Gutiérrez, Korda, que protagoniza una muestra que puede verse en el Centro Cultural Borges, de Buenos Aires, hasta el 13 de septiembre.
La hija de Korda, Diana Díaz López, afirmó a Efe que, a diferencia de la creencia popular, es el mar y no el ron el tercer amor del fotógrafo, que dejó postales icónicas de la revolución comunista en Cuba.
«Esta muestra tiene un doble valor para el Centro Cultural Borges: por un lado, es histórica y, en parte, educativa, y por el otro, se enmarca en un contexto en el que Cuba está restableciendo sus relaciones con Estados Unidos y posiblemente se abra al mundo», dijo a Efe Virginia Fabri, una de los comisarios de la exhibición.
Korda, fallecido en París en 2001, fue el autor de unas de las fotos más reproducidas de la historia, el retrato del líder revolucionario Ernesto «Che» Guevara con boina y semblante serio.
La imagen del Che fue capturada en 1960 en un entierro de las víctimas de la explosión de La Coubre, un buque de origen francés que transportaba armas y municiones y que fue saboteado cuando llegaba al puerto de La Habana.
Por la foto «Guerrillero histórico», su autor nunca obtuvo dinero ni tampoco lo reclamó: el italiano Giangiacomo Feltrinelli la hizo conocida mundialmente tras un viaje a Cuba en busca de noticias sobre uno de los ideólogos de la revolución cubana.
«Contrariamente a lo que se cree, mi papá se sintió agradecido con Feltrinelli, porque finalmente fue él quien dio a conocer la imagen que representaría para muchos, guste o no, el cambio», según la hija de Korda, comisaria de la muestra.
Entre las 110 fotografías de la muestra se incluye una serie protagonizada por mujeres que parecen salidas de revistas de moda y un álbum de viajes de exploración marítima junto a Fidel Castro.
La mayor parte de la exhibición está dedicada a las instantáneas que tomó durante la revolución, entre las que se ven al Che jugando al golf y a Fidel esquiando en Rusia o cazando con el expresidente soviético Nikita Kruschev, por ejemplo.
Díaz López narró a Efe la historia de la foto que ella considera la más importante de la exposición, por ser la preferida de Korda y la que definió su vocación: «La niña de la muñeca de palo».
«Mi papá conoció a la niña, Paulita, en 1959 y tomó ese retrato, que le hizo repensar su trabajo para dedicarlo a la revolución. Muchos años después, Paulita lo invitó a su boda y reprodujeron la imagen: ella abrazada a un tronco, pero vestida de novia», explicó.
La exhibición también incluye obras inéditas: instantáneas de una fiesta bembé, organizada por la comunidad afrocubana, y unas fotos de un viaje a China en el que acompañó a Castro.
Estas dos colecciones fueron recuperadas recientemente por su hija tras pertenecer durante décadas a particulares.
«Mi padre tenía la costumbre de regalar las fotos que tomaba, y últimamente fuimos contactados por personas de la isla que querían venderlas por su situación económica», explicó a Efe Díaz López.
Korda imprimió una determinada estética a la revolución cubana, al «transmitir la belleza de las modelos, que fotografiaba en sus inicios, a los rebeldes bajados de la sierra», detalló su hija.
Virginia Fabri enfatizó en la «visión y composición más sofisticada» de Alberto Díaz frente a otros fotógrafos documentales, por haber comenzado su carrera en lo comercial y publicitario.
En la muestra destaca una frase de «El principito» de Antoine de Saint-Exupéry: «Lo esencial es invisible a los ojos».
Es lo que, según su hija, decía Korda a sus alumnos cuando le pedían consejos sobre cuestiones técnicas y de estilo.