Leo Messi, celebrando uno de sus dos goles frente al Sevilla

Por Irene GARCÍA, para SAH

“Si al mejor del mundo le tocas el orgullo…” decía el Tata Martino en la rueda de prensa tras el 1-4 a favor del Barcelona frente al Sevilla.  Y es que la semana pasada sorprendían las declaraciones de Ángel Cappa, entrenador argentino y quien fuera ayudante de campo en el Barcelona de César Luis Menotti y en el Real Madrid de Jorge Valdano, golpeando con fuerza a Messi: “Ha perdido la locura y la pasión por jugar”.

Pues bien, apenas han hecho falta 90 minutos para que el propio Messi contestara, en el campo,- que es la mejor forma que tiene de hacerlo-, a las palabras de Cappa. Y es que bajo el diluvio sevillano el astro argentino volvió a erigirse como lo que es, el líder indiscutible de un equipo y de una generación, que a pesar de no estar en su mejor momento, se sigue salvando de la quema cuando el rosarino anda fino.

Messi, bajo el diluvio de Sevilla

Dos verdaderas obras de arte encumbraron a Leo, una vez más, en la figura del partido y la audiencia azulgrana, directiva y compañeros incluidos, respiraban tranquilos. Y es que Messi no andaba del todo acertado últimamente de cara al arco.

Tras un regreso fulgurante frente al Getafe, después de la lesión muscular que le mantuvo fuera de la cancha en la recta final del 2013, el argentino no había cuajado buenas actuaciones. Había servido en bandeja varios goles a sus habituales escuderos, pero no estaba haciendo lo que realmente le hace marcar la diferencia, hacerlos.

Fue un digno rival el Sevilla condenado por un error arbitral en el empate del Barcelona y su falta de pegada. Pero faltaba el resurgir de Leo, frente a los elementos atmosféricos que hacían imposible el disfrute del buen fútbol, ahí estaba el “10″ para ser el faro azulgrana entre la intensa lluvia. Los goles, firma de la casa. El primero tras colocarse un balón picando y cruzarla de manera imparable ante la ineficaz estirada de Beto, el portero del Sevilla. Un tiro imparable el primero, pero una jugada mejor la del segundo gol. Tras pinchar un pase de Iniesta que no venía demasiado medido, el argentino le puso un imán al balón y la mandó al fondo de la red. Poco más pudo hacer el Sevilla a partir de aquí a pesar de que el Barcelona aún se encuentra lejos de su mejor nivel.

Renació de sus cenizas Messi, que hacía medio año que no marcaba un doblete en la Liga,devolviendo el liderato a un Barcelona que le ha recuperado en el momento más difícil de la temporada, cuando se están por jugar todos los títulos a los que aspiran este curso. Las dudas siguen en torno al equipo azulgrana, pero al argentino apenas le han hecho falta dos destellos para volver a ilusionar a todos. A los culés, para hacerse con algún título esta temporada, y a los argentinos, que tanto esperan de él a partir del próximo mes de junio cuando arranque el Mundial de Brasil, para volver a levantar la Copa de Campeones del Mundo.