miércoles, 8 de julio de 2015
Marcha «hacia atrás» reclama justicia por atentado antijudío en Argentina

Buenos Aires, 8 jul (EFE).- El «retroceso permanente en la búsqueda de la verdad» y la falta de respuestas, tras 21 años del atentado contra la mutualista judía AMIA en Buenos Aires, reunieron hoy en la capital argentina a 85 jóvenes, uno por cada una de las víctimas del ataque, a marchar «hacia atrás» en reclamo de justicia.
La performance, llamada «la Antimarcha», fue organizada por el artista conceptual argentino Mookie Tenembaum, diez días antes de cumplirse un nuevo aniversario del mayor ataque contra intereses judíos ocurrido desde la Segunda Guerra Mundial.
Todos los años, la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) elige un artista para la conmemoración del atentado y, en este caso, el encargado fue Tenembaum, quien convocó para su «Antimarcha» a 85 jóvenes que no habían nacido cuando se produjo el ataque.
El artista le dio a cada uno la biografía de una víctima, «para que sintieran que caminaban en sus zapatos», mientras en silencio recorrían unos 1.400 metros en filas de cuatro personas por la avenida Corrientes, una de las principales vías porteñas.
Los pasos hacia atrás que dieron desde el Palacio de Tribunales de Buenos Aires hasta la sede de la AMIA en la capital argentina simbolizan, precisamente, «lo que está ocurriendo con la causa», dijo Tenembaum a Efe.
«Caminamos siempre para atrás. Mucha gente dice ‘la causa no se mueve’. No, la causa va para atrás. Porque, además, el tiempo va en línea, corre hacia nosotros. Entonces, cuando uno se queda en el lugar, está yendo hacia atrás», explicó.
También las edades de los jóvenes que participaron de la performance fue simbólica: no pasaban de los 21 años, el mismo tiempo que transcurrió hasta ahora sin justicia para los fallecidos en el ataque.
«Esta es la nueva generación, la que tiene que recordar y cargar con la memoria hasta que esto se resuelva», remarcó el artista.
«Se siente mucha tristeza y dolor al saber que realmente la Justicia nunca avanzó y que toda esta cantidad de personas fue la que falleció», relató a Efe Christian Menzi, uno de los 85 participantes.
Para Micaela Latorres, a quien se le asignó el nombre de Silvana, una asistente social que tenía 28 años al momento del atentado y una hija de ocho meses, «poder acercarse al hecho desde el arte» hace «sentir bien» y «ser parte de eso».
«Fue leerlo en mi casa, ir caminando y pensar ‘no camina más, no está más’ y es raro experimentar que yo tengo un montón de proyectos y ella también tenía un montón. Tenía que educar una hija y no está más. Es tremendo», contó Latorres.
Para Tomás Trudman, la experiencia «es fuerte» porque la «sensación del avance», que se tiene ante el caminar, en este caso no aparece.
«Emocionalmente mueve mucho, porque cada uno de nosotros representa una víctima y es una persona más que ya no camina ni para adelante ni atrás, ni al costado y, la verdad, que reflexiona un poco el país», dijo Trudman, a quien le tocó representar a Jorge Antúnez.
El próximo 18 de julio se cumplirán 21 años del ataque, sin que la Justicia argentina haya determinado quiénes fueron los responsables.
Dos años antes, la embajada de Israel en Buenos Aires había sufrido un atentado cuya autoría también está sin resolver y en el que murieron 29 personas y cientos resultaron heridas.
La investigación judicial y la comunidad judía atribuyen a Irán y a Hizbulá la planificación y ejecución de ambos atentados.
El ataque contra la AMIA, una de las grandes asignaturas pendientes de la democracia argentina, volvió a la primera línea de la actualidad en enero pasado, tras la muerte de Alberto Nisman, fiscal especial a cargo de la causa.
Nisman fue encontrado muerto, con un tiro en la sien, el pasado 18 de enero en su domicilio de Buenos Aires, cuatro días después de denunciar a la presidenta, Cristina Fernández, y a varios colaboradores, por presunto encubrimiento de los sospechosos iraníes del ataque.
En su denuncia, desestimada por la Justicia argentina en mayo pasado por «inexistencia de delito», el procurador aseguraba que el Ejecutivo había negociado encubrimientos con Irán a cambio de intensificar las relaciones comerciales.
Hasta el momento, la Justicia tampoco pudo determinar si la muerte de Nisman fue homicidio o suicidio.