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Mar Centenera
Buenos Aires, 14 jul (EFE).- La actriz mexicana Adriana Barraza guarda un cariño especial a Conchita, su personaje en «Amores Perros» que le abrió las puertas de Hollywood, aunque confiesa que a la hora de elegir nuevas interpretaciones busca papeles que no haya hecho nunca y le permitan alejarse de clichés.
En diálogo con Efe en Buenos Aires, días antes de asistir a la gala de los II Premios Platino de Cine Iberoamericano, Barraza destaca que algunas producciones estadounidenses encasillan a los hispanos en roles como «jardineros, nanas, pandilleros o narcotraficantes», pero también hay muchas otras que reflejan la diversidad de los más de 40 millones de latinos que viven en Estados Unidos.
«Contamos en los Premios Platino con (el actor argentino) Eugenio Derbez, (la directora mexicana) Patricia Riggen, que han tenido una distribución que ha salido de Hispanoamérica», subraya, sobre la presencia de destacadas personalidades del cine iberoamericano en la ceremonia que se celebrará el próximo 18 de julio en Marbella.
Residente desde hace 10 años en Miami, la actriz opina que el cine latinoamericano más presente en su país de acogida y el resto del continente es el mexicano, mientras que producciones de otros países, como Colombia o Argentina, «no necesariamente llegan».
Barraza cita como excepción a «Relatos Salvajes», del argentino Damián Szifrón, que es una de las favoritas de los Premios Platino con 10 nominaciones, y confiesa que votó por ella como mejor película extranjera en los Oscar.
La actriz cruzó la alfombra roja de esa gala en 2006 como nominada a mejor actriz de reparto por su interpretación en «Babel», su segunda colaboración con Alejandro González Iñarritu.
«Estoy muy agradecida con Alejandro porque él me mostró un camino actoral que podía ir a otro lugar», recuerda, y admite que fue un punto de inflexión en su carrera como actriz y también como docente de actores.
A su juicio, una buena actuación debe tener tres elementos básicos, «ser natural, verídico y profundo», y pone como ejemplos al español Javier Bardem y a la estadounidense Meryl Streep, que hacen que «cada uno de sus personajes, no importa lo que haga, es único».
Barraza llegará en breve a las pantallas como parte del elenco de «Los 33», de su compatriota Patricia Riggen, donde da vida a «Martha», una de las dos mujeres del minero chileno Johnny Barrios, quien permaneció encerrado junto a sus compañeros de trabajo durante 69 días.
Además, ha trabajado junto a Jennifer Aniston en «Cake» y acaba de terminar en Colombia la película «Perros» bajo las órdenes de Harold Trompetero.
La actriz afirma que busca guiones que puedan conmoverla, pero aún así los rechaza si cree que su actuación no puede ser verídica.
Casada con el actor argentino Arnaldo Pipke, Barraza ha pasado largas temporadas lejos de su país de origen, pero mantiene un compromiso con México y ve con preocupación el momento que atraviesa.
«Está en un momento de crisis bastante dolorosa, que involucra a una falta de justicia y de corrupción inmensa y hasta un desatino por parte de nuestros gobernantes», denuncia.
Habla con incredulidad de la fuga del capo narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, el «Chapo» Guzmán, de un penal de alta seguridad, y apunta que «se ha escapado de una manera tan evidentemente corrupta que ya no sabemos qué pensar».
También se indigna ante la matanza de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, a los que pide tener presentes y recordarles a diario porque esa acción «representa no olvidar los cientos y cientos de desaparecidos por décadas y décadas en México».
Barreza cree que la distancia entre el Gobierno mexicano y la sociedad ha crecido con el paso de los años hasta parecer que vivieran «en dos realidades» distintas: los gobernantes, en el pasado y el ciudadano común, «que vive en el presente y no sabe hacia dónde golpear».