miércoles, 26 de septiembre de 2018
«Paro, saqueo y justicia», por Marta NERCELLAS

La cúpula del sindicalismo que organizó el paro del 25 de septiembre

Por Marta NERCELLAS, para SudAméricaHoy

Nos hemos acostumbrado a romper el termómetro y luego, “calcular “la fiebre según nuestro objetivo. No se si fue el primero, pero sin duda Moreno (quien fuera el lamentable secretario de comercio del gobierno Kirchnerista ) nos mostró como disminuía o se controlaba la inflación interviniendo el INDEX y falsificando los porcentajes de aumento del costo de vida de acuerdo con las necesidades del “relato”; Kiccillof ( el ministro de economía del mismo gobierno) nos explicó cómo desaparecían los pobres con solo afirmar que medir la pobreza estigmatizaba, y podríamos seguir mostrando como la verdad ha dejado de ser socialmente valorada.

El éxito del paro decretado por quienes quieren decidir las políticas de Estado, olvidando que nuestra república abraza un régimen representativo de gobierno, se mide sin valorar los medios que se escogieron para llegar a esos porcentajes: paro de transporte que sin importar la voluntad de los choferes individuales, consiguió paralizar subtes, micros de larga y corta distancia y trenes; corte de rutas y de puentes que permiten el acceso a la ciudad; mensajes de violencia extrema desplegados en la víspera– bombas molotov arrojada contra un establecimiento de gendarmería- que indican claramente que no importa si es por miedo o por coincidir con los organizadores , lo trascendente es lograr que no vayamos a trabajar.

Los que tienen voz, aunque no hayan tenido votos, lanzan las consignas en nombre del pueblo, sin que nunca logremos acertar dónde adquirieron esa representación. Enfrentan a los que sí fueron votados por la ciudadanía exigiéndoles que acaten la “directiva popular” o se vayan. Las dificultades económicas existen, pero las frases airadas de quienes se encuentran seriamente comprometidos en investigaciones criminales, no nos permiten saber si las quieren poner en evidencia o lo que buscan es alejarse de las rejas que se van cerrando a su alrededor con cada prueba que se realiza en los expedientes.

La matriz de corrupción estructural que se instaló a la vista y la indiferencia de todos nosotros nos interpela. Por eso, muchas veces querríamos que no se siga profundizando, que no nos sigan acreditando que casi no hay un rincón que no haya sido salpicado por las ilicitudes Que no continúen exhibiendo que fuimos co responsables, aunque solo sea con nuestro silencio.

La violencia grita dialogo, exige convocatoria, da cuenta de las conclusiones que pretende en forma inflexible. Quiere imponer sus reglas y no acepta limitaciones. Esa violencia se corporiza, pero no parece casualidad que siempre es más vehemente en los labios de quienes están sospechados de graves delitos.

COIMAS, JUECES, EMPRESARIOS Y POLÍTICOS

En 577 fojas el Juez ClaudioBonadío, que investiga, “lo que sucedió en la República Argentina entre los años 2003 a 2015″, expone que se trató de,  «una colusión de funcionarios y empresarios … hizo funcionar una maquinaria que le sacaba con procedimientos amañados dinero al Estado Nacional en detrimento de la educación, la salud, los jubilados, la seguridad, que dejaba al pueblo más humilde sin cloacas, sin agua corriente, sin servicios, sin transporte seguro, etc., etc., y todo esto se hizo para distribuir coimas a funcionarios corruptos a cambio que, por avaricia y codicia, ese selecto grupo de empresarios también se llenaran los bolsillos mediante su participación en licitaciones o concesiones, sosteniendo a posteriori un discurso acomodaticio y cobarde, pretendiendo haber cedido a las presiones oficiales, en bien de cuidar sus empresas y los puestos de trabajo de sus empleados….”  El magistrado describe la estructura íntegra de los funcionarios del Estado para formaron una asociación ilícita.

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El objetivo: poder y dinero. Este dúo fue imbatible, desplazó cualquier otra finalidad pública o privada. Los funcionarios encargados de las áreas estratégicas, los empresarios de la obra pública, la energía y el transporte, el poder judicial y cada área que debió realizar su control formal o informal, fueron cooptados por ambición o por temor.
La resolución describe la excepcionalidad, dimensión y complejidad de la investigación encarada, pero en rigor, lo más inasible es la inabarcable estructura montada para que ningún quehacer quedara fuera de las cajas de recaudación ilegal. Obtiene de los procesados como únicas respuestas frases rimbombantes de contenido político, amenazas veladas y no tanto, y ni siquiera un esbozo de respuesta a las claras acusaciones que se les imputa.
Discuten formas, pero nadie explica lo que sucedió pese a la contundente prueba que demuestra que sí, lamentablemente, ocurrió. Quien tuviera la máxima responsabilidad  –Cristina Fernández,  la ex presidente de los argentinos- dedica un largo video que publica en las redes sociales, explicando que quienes allanaron su domicilio hicieron daño a la propiedad en su búsqueda de aquello que desapareció de las arcas del Estado durante su presidencia y que no logra ser habido. No indica siquiera con qué ingresos se construyó la propiedad que dice dañada – esa y muchas otras aparecen en su patrimonio sin entenderse cómo logró comprarlas– pero emite una queja que resuena válida sólo para quienes recitan sus dogmas sin intentar siquiera un análisis.
Un proceso penal es siempre una limitación de los derechos de quienes se encuentran señalados en él. Pero un proceso penal busca respuestas, define delitos, procura reconstruir conceptualmente hechos que dañaron a la sociedad.

No podemos esperar colaboración para ello de los funcionarios que consolidaron su línea defensiva con la ex presidenta. De ellos oiremos que el Juez que investiga es el enemigo, que los arrepentidos que se autoinculpan miente, que nadie los vió recibiendo el dinero y descalificaciones a las pruebas que indican cómo lo gastaron.
“Desaparecieron“  los cuadernos que fueron el punta pié inicial de la investigación pero para desgracia de los allí señalados, los datos conservados permiten reconstruir la matriz del plan de vaciamiento del estado que se pergeñó . Tan válida es la fuerza de lo que acreditan los “desaparecidos” cuadernos que, los más poderosos empresarios del país desfilan por el Tribunal reconociendo los hechos que allí se narraban. Describiendo delitos propios aunque pretendan disfrazarlos de excusas que hagan ver su delito como “aceptable”. Disminuyen los valores porque saben que esos montos serán en algún momento los que determinarán el monto de las multas y sanciones económicas que la empresa recibirá por lo hecho que confiesan. Se olvidaron que junto con su altruista tarea de conservar el trabajo de su gente, lograron que sus activos aumentaran desmesuradamente, y sus cuentas personales se abultaran como pocas veces antes.

El financista “preferido” del matrimonio presidencial cuyas tropelías van quedando en descubierto, se “olvidó” de bancos y banqueros que lo ayudaron a blanquear el dinero sucio, pese a que por tres veces el Juez no aceptó su fingido arrepentimiento porque lo que decía carecía de la convicción suficiente.
Es cierto, no se trata de arrepentidos sino de colaboradores eficaces. Para que sus dichos integren la prueba no es necesario que se golpeen el pecho ni sientan vergüenza por lo hecho, alcanza con que aporten datos de sus delitos que permitan desentrañar la trama podrida que fue contagiando con su crecimiento a casi todas las instituciones del país. Ni siquiera hace falta que se comprometan a que, si estuvieran frente a idénticas circunstancias, se uniría para construir una infranqueable barrera que diga NO a la avaricia de los gobernantes y a las propuestas indecentes de robar y dividir las ganancias del robo.

La fuerza de sus cámaras empresariales no fue utilizadas para impedir el desfalco sino para organizarse en una “camarita” que sentaba a su mesa a los elegidos para distribuir la obra y sobrevaluarla. Hoy yo, mañana vos. Obra que luego no se realizaría o se la construiría tan precariamente que sólo soportaría el peso de los encargados de cortar la cinta de inauguración, pero que caería ( como los 12 puentes construidos en ese período en la provincia de Tucumán ) al paso de un camión que lleva la cosecha y la ilusión, de quienes trabajaron en ella.
Los sindicalistas vociferan “el país es de todos” pero se apropian de sus calles y de los dineros que no le pertenecen según puede colegirse de las inmensas fortunas personales que amasaron. El más “combativo” de los sindicalistas, representante de los educadores, no explica por qué su esposa fue procesada por defraudación a la administración pública, ni sus innumerables viajes en primera, pero está siempre en primera fila para defender que no se dicte clase, que no se trabaje, que no se logren acuerdos que devuelva a los niños a las aulas, que no se detenga a quienes violan la ley.
Estampida cambiaria, crisis económica reservas que se evaporan en el Banco Central, sin que entendamos las razones de las decisiones de quienes lo dirigen, pero vemos pasar sucesivos presidentes que se retiran intempestivamente siempre por razones personales. ¿Factores internos, externos, intencionalidad?¿ delitos o malas decisiones?, ¿Golpe de mercado o mala praxis?. Cuando más observamos, más preguntas sin respuesta se van dibujando.
Si un Juez que debía juzgar a quienes delinquían era quien les aseguraba la impunidad e integraba la banda que robaba y secuestraba; si entre los “socios” de esta organización ilegal había Jueces de Casación , Fiscales y abogados, especialmente aquellos que hacen de la exposición mediática su carta de presentación para lograr que le confíen los asuntos más importantes que se debaten en la justicia; si estos profesionales que deben cuidar por los derechos de quienes les confían sus problemas, aparecen en las escuchas aportando los datos de la menor a secuestrar; los poliladrón a los que ya, lamentablemente nos acostumbramos, parecen los buenos de la serie que desarrolla su diario capítulo ante nuestra incrédula mirada.
Pasamos de la indiferencia ante los delitos que sabíamos que se estaban perpetrando ( y que hoy aparecen retratados en toda su intensidad en la llamada causa “de los cuadernos) a la tolerancia cero. El tiempo que se necesita para rearmar los pilares carcomidos de todas las instituciones nos resulta insoportable. Ya se escuchan voces que prefieren la podredumbre edulcorada con un relato amable a los oídos, que esta realidad de sacrificio que nos proponen quienes quieren volver a izar las velas de un barco que hasta parece pintado de gris.
Joaquin Furriel afirmó :” Los actores nos hacemos cargo de que estamos actuando, los políticos no.”