sábado, 25 de julio de 2015
Pato, el deporte nacional argentino que lucha contra el olvido

Sebastián Meresman
Buenos Aires, 25 jul (EFE).- El pato, un juego ecuestre creado en el siglo XVII por los gauchos (vaqueros), intenta resurgir en Argentina, donde, a pesar de ser considerado el deporte nacional, son pocos los que lo practican y rescatan del olvido.
La baja popularidad entre los argentinos y los altos costos de mantener los imprescindibles caballos han puesto en jaque a este deporte, relegado hoy a los aficionados.
Para Pablo Segovia, vicepresidente de la Federación Argentina de Pato y Horseball, este deporte «cayó mucho» y «se dejó de difundir».
«Estamos en otra época, es otro momento, por ahí nos supera la tecnología. No sé si le interesa tanto a los chicos de ahora arraigar lo nuestro o preponderar nuestros valores», dijo en diálogo con Efe.
En esencia, el pato implica dos equipos de cuatro jinetes cada uno que deben convertir goles insertando una pelota en el aro rival, de un metro de diámetro y montado sobre un poste de 2,40 metros de altura.
Fue declarado deporte nacional argentino en 1953 por un decreto del entonces presidente Juan Domingo Perón debido a que «ya era practicado» por los gauchos «en los albores de la nacionalidad».
Precisamente, el deporte debe su nombre a que, en sus orígenes, los gauchos utilizaban un pato vivo dentro de una bolsa de cuero con cuatro manijas, aunque ahora se disputa con una pelota.
Segovia cree que el pato va a volver a sus épocas de gloria ya que la Federación está «impulsando el deporte en distintas provincias argentinas».
«Estamos trabajando para federalizar el pato. Viajamos a distintas provincias para dar clases teóricas y prácticas con jugadores federados. Todo se hace a pulmón, nadie tiene un sueldo en el pato», explicó Segovia.
Sergio Alberti, de 35 años, es un experimentado jugador de pato que comparte la opinión de Segovia y asegura que no conoce a nadie que pueda vivir de este deporte.
Actualmente, los torneos se realizan gracias al aporte económico del Gobierno nacional y de algunas empresas que deciden auspiciar los certámenes.
Muchas veces los jugadores también se dedican al horseball, un «derivado del pato» creado por franceses que fueron a Buenos Aires y vieron esta práctica.
Luego le añadieron algunas características del rugby para crear el horseball, que tiene una federación internacional y hasta mundiales, según detalló Segovia.
Sin embargo, Argentina «hace rato que no participa en torneos internacionales», porque las ligas están en Europa y «los gastos que hay que afrontar para ir a competir hace que sea imposible».
«Argentina, a pesar de todo y casi sin practicarlo, siempre que compitió tuvo buenos papeles. Cuando compite lo hace dignamente», aseguró el dirigente.
Nicolás Taberna, un jugador de pato de 38 años que participó en dos mundiales de horseball, también reconoció que en esos certámenes los argentinos no pueden «competir seriamente», pese a las similitudes entre los dos deportes.
«(El horseball) Se juega en Europa y ellos se dedican mucho, tienen todo pago, tienen sus propios caballos y se adaptan bien. Nosotros tenemos que alquilar caballos en Europa y, como no tenemos plata (dinero), alquilamos caballos que son una porquería», señaló a Efe Taberna.
El jugador consideró que, para que el pato vuelva a ser popular, «deben abrirse escuelas subsidiadas por el Gobierno» porque «para un particular mantener los caballos es muy caro».
«Es un deporte que no tiene difusión y que practicarlo es súper caro. Si alguien tiene los caballos y la posibilidad, prefiere volcarse al polo, donde se mueve muy buena plata. Hay muchos que trabajan como jugadores de polo pero en realidad les gusta más el pato. Si se pudiese vivir del pato se jugaría mucho más», sentenció.
Alberti también está convencido de que el deporte que practica puede volver a crecer y considera que la Federación Argentina de Pato, los campos en los que se juega y los propios jugadores podrían involucrarse «un poco más y tratar de tener un proyecto» para que la actividad pueda resurgir.
«En los últimos años ha crecido muchísimo. Hace cuatro o cinco años empezó a repuntar y ahora hay muchos jugadores y muchos campos en actividad. Es un deporte que está nuevamente en crecimiento», concluyó.