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Discurso de Gabriel Boric
(Actualiza con nuevos sucesos y condenas de Jordania)
Daniela Brik
Jerusalén, 26 jul (EFE).- La Policía israelí irrumpió en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén para impedir los ataques de jóvenes palestinos a visitantes judíos que accedían hoy a ese lugar para conmemorar la jornada de Tishá Beav, un día de ayuno en el que el judaísmo recuerda la destrucción de los templos bíblicos.
De madrugada se registraron fuertes disturbios en ese lugar sagrado para musulmanes y judíos, cuando decenas de palestinos intentaron bloquear los accesos e impedir así las visitas al disputado santuario, que unos conocen como Haram A-Sharif y los otros como Monte del Templo.
Según informó la Policía israelí, grupos de jóvenes árabes, algunos enmascarados, se atrincheraron desde anoche en la mezquita de Al Aqsa, donde acumularon piedras, maderas y cócteles molotov para enfrentarse a los agentes.
Por la mañana, los jóvenes tomaron la plaza central del recinto y cuando los policías empezaron a subir por las escaleras del flanco norte, empezaron a lanzarles piedras, bloques de cemento, bengalas y cócteles molotov, informó el portavoz policial, Miki Rosenfeld, que indicó que «varios agentes resultaron heridos».
La Policía cerró por unas horas los accesos hasta que se restauró la calma y sólo después volvió a autorizar las visitas de feligreses judíos.
«Hoy, ayuno de Tish BeAv lloramos la destrucción del templo (…) Los actos de violencia y terrorismo cometidos especialmente en un día como hoy en lugares sagrados contra feligreses deben ser condenados inequívocamente», instó el presidente israelí, Reuvén Rivlin, al dar su apoyo a las Fuerzas de Seguridad.
Centenares de devotos judíos, separados por sexos, acudieron a lo largo de la jornada a los rezos frente al Muro de las Lamentaciones, uno de los pocos vestigios del templo que mandó construir el rey Herodes y, desde anoche, epicentro de todas las plegarias y llantos de la jornada.
Pese a la aparente calma que reinaba, de tanto en tanto podían escucharse granadas de estruendo disparadas por efectivos antidisturbios y varios agentes aún se encontraban avanzado el día en la explanada.
En un momento se acercaron por la techumbre aledaña hasta la mezquita de Al Aqsa, donde efectuaron disparos junto a las ventanas ante la mirada atónita de turistas y curiosos.
También en la vecina aldea de Isawie se registraron disturbios cuando jóvenes palestinos arrojaron piedras y cócteles molotov a patrullas policiales, sucesos en los que dos agentes israelíes resultaron heridos leve.
El Gobierno jordano denunció, en un comunicado, «la irrupción de las fuerzas israelíes, de colonos y del ministro de Agricultura, Uri Ariel, y el ataque contra los guardias de los santuarios».
«La violación de la santidad de la mezquita de Al Aqsa y el ataque contra guardias y fieles provoca los sentimientos de todos los árabes y musulmanes y sólo puede aumentar la hostilidad (entre estos y los judíos)», advirtió el Gobierno en un comunicado citado por la agencia oficial Petra.
El recinto de Haram A-Sharif, o «Monte del Templo» en su nombre judío, es el centro espiritual de las demandas políticas de los palestinos en Jerusalén, cuya parte oriental, ocupada por Israel desde 1967, reclaman como capital de su Estado.
Aunque grupos de extrema derecha judíos visitan en ocasiones el lugar para reivindicar su presencia y soberanía -desencadenando choques con los palestinos-, en la jornada de Tishá BeAv las visitas suelen ser más numerosas y simbólicas de lo normal, por la carga espiritual que tiene para el judaísmo.
En esta fecha lloran, entre otras desgracias, la destrucción de los dos templos de Jerusalén, la última vez en el 70 de nuestra era en un episodio que dio lugar al exilio del pueblo judío durante casi 2000 años.
En recuerdo de todo ello, los más devotos permanecen 25 horas sin comer además de otras abstinencias como no beber, lavarse, perfumarse, calzar zapatos de cuero o mantener relaciones sexuales.
Por este motivo también, numerosos creyentes acudían hoy al Muro de las Lamentaciones descalzos o con calcetines blancos, y las mujeres hacían sus plegarias sentadas en el suelo, apenas apoyadas sobre el respaldo de una silla también volcada, o literalmente tumbadas, tradición que se sigue en los días de duelo fúnebre.
Las sinagogas albergaron hoy horas de rezos y «lamentaciones» (kinot) rituales por trágicos episodios como las matanzas de judíos por los Cruzados en Alemania y Francia; el edicto de expulsión de España en 1492; la deportación del gueto de Varsovia en 1942, o el atentado contra la sede de la AMIA en Buenos Aires, todos ellos ocurridos en el período de duelo que antecede a Tishá BeAv.