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Discurso de Gabriel Boric
Por Irene GARCÍA, para SudAmericaHoy (SAH)
Después de la sustitución en el primer partido de Liga frente al Levante, Leo Messi volvió a ser reemplazado frente al Atlético de Madrid en la ida de la Supercopa de España. Las diferencias entre una y otra son evidentes, frente al Levante el Tata Martino decidió que ante el apabullante resultado ( 7-0 a favor de los culés) era hora para dar descanso al crack argentino. Sin embargo, frente al Atlético, Leo se quedó en el banquillo en el descanso aquejado de unas molestias musculares.
El parte médico ha confirmado que «sufre un hematoma intramuscular postcontusional en el bíceps femoral izquierdo». Cabe recordar que Leo ya padeció una lesión parecida al final de la temporada pasada en un partido de Champions frente al PSG. La lesión se vio envuelta en el misterio, pues el futbolista jugó de forma intermitente y sus ausencias fueron justificadas con explicaciones confusas.
El delantero argentino del Barcelona no tuvo apenas protagonismo en la primera parte del Calderón y a pesar de que se le había visto algún gesto de incomodidad durante los primeros 45 minutos, sorprendió no verle saltar al terreno de juego en la segunda mitad, reemplazado por Cesc Fábregas.
El club azulgrana ha vuelto a llamarse al silencio y a afirmar que se trató de “un cambio por precaución”. Al finalizar el partido, su entrenador, Gerardo Martino, señaló en rueda de prensa: «Independientemente de si es o no es una final, cuando hay una lesión o unas molestias que impiden que un jugador se desarrolle con total naturalidad dentro del terreno de juego, no hay ninguna razón para mantenerlo en el césped”.
Y tiene razón. Pero el estado físico de Leo Messi vuelve a sembrar algunas dudas retomando las del final de la anterior campaña. Más aún tratándose prácticamente de la misma lesión y con el Barcelona sosteniendo siempre un escueto y misterioso discurso, en cuanto a todo lo que rodea al argentino. Ya lo avisó Frank Rijkaard, quien fuera su entrenador, cuando sostuvo que «había que darle más descanso al argentino o acabaría rompiéndose«.
Quizá el holandés encontró la clave y es que ningún jugador es capaz de soportar todo el peso de un equipo sobre sus piernas como lo viene haciendo el argentino desde hace años. Eso y la ley que parece imperar en el club de no sustituirle nunca, no se sabe si para tenerle siempre contento o por mera necesidad deportiva, hacen ver al argentino algo cansado en ciertos momentos que además coinciden con el descenso de rendimiento del equipo.
Esto en el club lo saben, y como afirma el nuevo flamante acompañante del argentino en la delantera culé, el brasileño Neymar: «Es malo no poder jugar con Messi, es el mejor del mundo y todos quieren jugar con él». Pero cabe preguntarse ¿a cualquier precio?