sábado, 27 de diciembre de 2014
Latinoamérica, mucho ruido y poca democracia

clara riverosPor Clara RIVEROS, para SudAméricaHoy (SAH)

Hace más de una década América Latina presenció el ascenso de gobernantes populistas de izquierda y de derecha, que al paso de los años evidenciaron importante similitud en sus estilos y formas.

Discursivamente, Hugo Chávez, Néstor Kirchner, Evo Morales, Rafael Correa y Daniel Ortega, abrazaron ideales y referentes de izquierda con promesas de profundización democrática, participación, igualdad, reconocimiento de derechos y un largo etcétera. Al día de hoy, los que siguen vivo sostienen que se trata de gobiernos de izquierda progresista, cuando no son -o fueron- ni lo uno, ni lo otro.

URIBE

El ex presidente Uribe se opone a negociar con las FARC

Álvaro Uribe, que encarna la derecha populista, la promesa que lo llevó al poder fue la de seguridad y el fin del terrorismo con la derrota de las FARC por la vía militar. Este discurso caló hondo en un país agobiado por el accionar de los grupos ilegales, particularmente las FARC, tras el fallido proceso de paz con Andrés Pastrana. Uribe está -por ahora- fuera del poder. No por él ni por las mayorías colombianas, sino porque la Corte Constitucional le negó esa posibilidad pero pronto lo veremos de regreso. En esta ocasión, en el Legislativo como senador de la república.

¿Qué ha pasado en estos largos años? Las constantes que pueden encontrarse a grandes rasgos, guardando las proporciones y haciendo las salvedades necesarias, es que estos países mencionados se beneficiaron de los altos precios de las materias primas. Hubo una época de bonanza que posibilitó un elevado gasto público, el reparto y asignación de subsidios, muy rentable en las urnas así como el aumento de redes clientelares y en algunos casos mafiosas que aseguraron la movilización de las bases sociales en apoyo a los dirigentes. Se produjo también la emergencia de nuevas y prósperas élites beneficiadas por el poder de turno.

Adicionalmente, la oposición en estos países y bajo estos gobiernos, ha sido acosada, al igual que la justicia y los medios, y todo aquel que cuestione y critique al poder y a esos líderes supremos, caudillos, mesías y salvadores. En términos políticos e institucionales, los poderes ejecutivos cooptaron los demás poderes, los presidentes cambiaron las reglas de juego para asegurar su permanencia en el poder o para beneficiarse de algún modo, amparados en el amplio respaldo popular del que gozan.

Santos Colombia

Juan Manuel Santos tras su reelección

Las mayorías también se equivocan, el balance es desolador y la fragilidad institucional es evidente. En el manejo económico, hay diferencias notables, Colombia avanzó de manera ostensible y es el país que tiene mejor desempeño económico en comparación con los otros. Ecuador y Bolivia no han tenido un desempeño negativo. En cambio, Argentina y Venezuela no salen bien libradas en los años recientes, aclarando que, el caso de Venezuela es nefasto.

Uribe no derrotó a las FARC pero las disminuyó de manera notable. Su gobierno, orientado a los resultados, combinó diferentes mecanismos legales -o no- para ofrecer cifras y resultados. Después de 8 años al frente del poder, las FARC quedaron debilitadas pero el conflicto estuvo lejos de llegar a su fin. Juan Manuel Santos, no populista y mucho más pragmático que su antecesor optó por una salida negociada, sin abandonar la confrontación. Uribe no se lo perdona y los ataques de su parte no cesan. Pese a que Uribe no pudo reelegirse por segunda vez el equilibrio de poderes se vio gravemente afectado y aún no se recompone, un hecho que pudo constatarse en la pasada contienda presidencial.

Se espera, cómo prometió el reelecto presidente Juan Manuel Santos, que la reelección sea eliminada y en cambio el periodo presidencial se extienda a 5 ó 6 años.  Detractores cuestionan a Santos que vaya a eliminar la opción después de ser reelegido. Si su intención era tan buena ¿Por qué no renunció a esa posibilidad? ¿Hasta qué punto es cuestionable su accionar? O mejor aún, ¿Quién que tenga la oportunidad, indistintamente de su signo ideológico, va a resistirse a esa tentación? En cualquier caso, los demás países deberían seguir el ejemplo colombiano. No tenemos sociedades tan maduras, ni instituciones tan sólidas, ni gobiernos tan eficientes para asegurar que esa fórmula sea exitosa.

Dilma, lula, Cardoso

Los ex presidentes Lula y Cardoso con Dilma Rousseff

Días atrás se realizó en Cartagena, (Colombia) un evento con destacadas figuras de la vida política internacional, evento en el que el presidente Santos relanzó la Tercera Vía, corriente política que proclama el mercado hasta donde sea posible y el Estado hasta donde sea necesario, filosofía seguida por Tony Blair, Bill Clinton, Felipe González, Fernando Henrique Cardoso y Ricardo Lagos. Todos ellos se dieron cita en La Heroica, allí hicieron el guiño al proceso de paz que adelanta el gobierno colombiano con las FARC, reconocieron la paz como una condición necesaria para el desarrollo del país.

La Tercera Vía, hay que decir, funciona conceptualmente y busca un punto de equilibrio, no se decanta por salidas rupturistas que ofrecen los líderes populistas. Otra cosa será cómo se aplica en esta segunda gestión de Juan Manuel Santos. El expresidente Uribe, por supuesto y como era de esperar, salió indignado a debatir la participación de estos líderes por su respaldo al proceso de paz y a cuestionar que otrora apoyaron su política de seguridad democrática.

Para su desgracia, Uribe no puede entender que el mundo cambió y que la negociación es un camino necesario para que el país avance. Lejos de permitirse razonar, su visceralidad le consume. El expresidente debe encontrarse afectado porque esta semana fue condenado por la actuación indebida en el cargo, el que fuera su funcionario estrella, el ministro de agricultura y digno candidato a sucederle, Andrés Felipe Arias. La pena puede ir hasta los 33 años de prisión, sin embargo, habrá que ver si Arias regresa al país, porque casualmente se encuentra de vacaciones en el exterior. No sería la primera vez que un funcionario de la gestión de Uribe requerido por la justicia se quede afuera en calidad de prófugo o busque asilo para evitar responder por su conducta irregular y fuera de la legalidad.

Cristina y Boudou

La presidenta con el procesado, Amado Boudou

Si en Colombia llueve y se trata de zafar del lastre populista de Uribe, en los otros países el clima no es mejor y los gobernantes han profundizado y radicalizado sus posturas. Venezuela y Argentina atraviesan su peor momento, político e institucional, pero también, económico. La corrupción alcanzada en esos gobiernos permite preguntar si puede llamárseles ¿Regímenes mafiosos? Venezuela es cada vez más difícil de analizar como un régimen democrático, allí nada está en orden, nada funciona.

En Argentina, el kirchnerismo da muestras de cómo se burla la institucionalidad a partir de la disciplina de partido y de sus mayorías en el Parlamento. Esta vez, han salvado de un juicio político al polémico vicepresidente Amado Boudou, procesado por cohecho y funciones incompatibles con el cargo, pero no es el único caso. Hay que sumar la penosa situación a la que se enfrenta el país respecto a los «holdouts» y al fallo del juez Griesa. El gobierno considera que la justicia afuera de sus fronteras debe ser complaciente y acomodada como pretenden al interior del país, de ahí las declaraciones de algunos funcionarios. En días pasados se asistió a la suspensión y juicio al fiscal Campagnoli por investigar a fondo a Lázaro Báez en el marco de una causa por lavado de dinero, escándalo que compromete el espectacular aumento de la fortuna de los Kirchner. Baez es un empresario afecto al kirchnerismo que además se ha visto beneficiado por millonarios contratos. Estos son los casos más sonados pero no los únicos.

En Bolivia, la oposición rema pero sin muchas posibilidades. El oficialismo hace todo lo necesario para asegurar una nueva victoria de Evo Morales en las elecciones de octubre. Adicionalmente, se ocupan de asuntos sumamente trascendentales como cambiar el sentido de las manecillas del reloj para recuperar la identidad y también de promocionar el libro que recoge las aventuras del presidente de la república durante su infancia, “Las aventuras de Evito”.

Chicos del colegio reciben el libo de lectura "Las aventuras de Evito"

Niños reciben el libro de lectura «Las aventuras de Evito»

En Ecuador se hace lo propio, se tramita el paquete de reformas y enmiendas constitucionales para permitir la reelección indefinida de los funcionarios elegidos por voto popular, pero también otros asuntos polémicos relacionados con la comunicación e información como servicio público. A propósito de esto, el ministro de turismo Vinicio Alvarado, un funcionario cercano al presidente Correa que volverá a su cargo anterior de secretario de la Administración Pública, consideró la comunicación e información como «un producto estratégico», pero lo sorprendente no fue esto, sino su brillante respuesta cuando la periodista le mencionó que los dictadores Franco de España y Mussolini de Italia también calificaron a la comunicación como un servicio público. El señor Alvarado respondió: “Pero también hicieron grandes carreteras, también hicieron transformaciones. ¿Por qué ese rasgo? No todo lo que hicieron personajes que en la historia hoy pueden ser juzgados mal, estuvo mal. De pronto fueron visiones muy positivas”.

La modernización no es igual a modernidad, las carreteras no le lavarán la cara a un gobierno conservador y autoritario. Es evidente el problema y la confusión conceptual, porque de izquierda poco y de progresista menos. ¿Hay necesidad de hacer la política tan pequeña? ¿Puede gobernarse con seriedad? Así estamos, mucho ruido y poca democracia.