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Sofía Terrile
Buenos Aires, 2 oct (EFE).- Mover un robot con ondas cerebrales, «sumergirse» en una lluvia de meteoritos e interactuar con un muñeco de nieve manejado a control remoto son algunas de las actividades que asombraron a los cientos de asistentes a un congreso sobre innovación tecnológica celebrado en Buenos Aires.
Lo último en innovación de robótica y tecnología aplicada dejó boquiabiertas a las cerca de seiscientas personas que esta semana acudieron en Buenos Aires a la décimo tercera edición del Congreso Internacional en Innovación Tecnológica e Informática (CIITI), cita que tendrá su segundo capítulo en la ciudad argentina de Rosario el próximo 5 de noviembre.
El decano de la Facultad de Tecnología Informática de la Universidad Abierta Interamericana (UAI) y organizador del encuentro, Marcelo De Vincenzi, explicó a Efe que el foco puntual de esta edición es «internet de las cosas».
«Las cosas empiezan a cobrar vida, a comunicarse, la tecnología empieza a trabajar para nosotros porque comienza a responder a nuestro lenguaje natural», señaló.
En medio del salón donde se celebró el congreso, un personaje de la película animada «Frozen» sorprendió a los asistentes: se trataba de Olaf, un muñeco de nieve que podía desplazarse, mover sus brazos y acercarse a chicos y grandes, todo gracias a una persona que lo manejaba con un «joystick» a unos metros de distancia.
«Nuestra idea en el futuro es hacer cortes de sonido y que Olaf pueda reconocer cuerpos, movilizarse y decir frases a medida que se acerque a las personas», dijo a Efe Andrés Galeano, estudiante de Ingeniería que, junto a sus compañeros Carlos Monzón y Aida de Dios, crea robots animatrónicos, que simulan el comportamiento de los seres vivos a través de mecanismos electrónicos y disfraces.
Otro foco de atención de la feria lo constituyeron varias personas con visores en sus cabezas, agitando sus brazos, como tocando algún instrumento de percusión.
Se trataba de un juego de realidad virtual que «permite sentir que estás tocando la batería en un escenario» y mover los brazos para «agarrar los palillos y hacer música», tal como lo detalló Federico Ramundo, jefe técnico de Wolox, la empresa que desarrolló el vídeojuego.
El espacio de Wolox también permitió probar «Meteorix», otra experiencia de realidad virtual en la que el jugador podía destruir meteoritos que se acercaban para atacarle.
Para esta última prueba, los participantes utilizaban un visor de cartón desarrollado por Google que, según Ramundo, permite que estas tecnologías sean «mucho más accesibles para toda la gente» por los costos más baratos.
«Lo que más nos llama la atención por el impacto social es la robótica que permite interpretar las ondas cerebrales para poder llevar a cabo acciones, una idea que antes parecía descabellada pero que hoy funciona», sostuvo el organizador del CIITI.
Durante el encuentro, Fernando Tomiello, médico y estudiante de ingeniería de la UAI, demostró la capacidad de mover un pequeño robot solamente con el uso del cerebro humano.
«Estamos trabajando con patrones de ondas cerebrales que le dan una orden a la computadora, que puede hacer que un robot vaya para adelante o para atrás», detalló Tomiello.
El médico sostuvo que, actualmente, «la robótica está en todo, en los electrodomésticos y en los automóviles», y que, en el futuro, «los robots van a asistir cada vez más al hombre».
«Así como nos adaptamos al celular y al automóvil, también tendremos que adaptarnos a la nueva robótica: las barreras éticas dependerán de cuánto el hombre quiera que estos los asistan», concluyó Tomiello, optimista.