EL VIDEO
Discurso de Gabriel Boric
Por Natalia AGUIAR, para SudAméricaHoy
Fotos. Javier CORBALÁN y Pablo LLAPURA
En celebración al pacto de fe, cada 15 de Septiembre desde 1692, el norte argentino y los países limítrofes acuden a la ciudad de Salta, Argentina a venerar al Señor y la Virgen del Milagro.
El festejo religioso convoca a miles de fieles de diferentes naciones unidas por la cultura e idiosincrasia desde el seno del Imperio Inca hasta la actualidad.
Comunión histórica. Con fuertes lazos religiosos, que arribaron a nuestro continente junto a los españoles, la renovación de la fe emociona y nos permite transportanos a los orígenes que sembraron los lazos de Latinoamérica.
A fines del siglo 16, la imagen del Cristo Crucificado, cuyo destino originario era el templo mayor de Salta, llegó al Puerto del Callao, Perú, tras el naufragio que sufrió el barco en el que el Fray Francisco de Victoria la había enviado.
Victoria había estado en la fundación de Salta, en 1582 y 10 años después mandó la imagen que hoy se encuentra en la catedral salteña y otra de la Virgen María hacia Córdoba, que finalmente llegaron a destino.
Un siglo más tarde, en septiembre de 1692, un fuerte temblor azotó el territorio de la provincia de Salta. Desolados por los efectos, los movimientos telúricos cesaron cuando el sacerdote José Carrión sacó al Cristo en procesión.
Desde entonces se celebra cada año la “Fiesta del Milagro”. Los fieles trasladan las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro por la ciudad de Salta en un “pacto de fe histórico”.
Participarán el gobernador de la provincia, Juan Manuel Urtubey al igual que el intendente de la ciudad de Salta, Miguel Isa.
En tanto, el Arzobispo de la provincia norteña, monseñor Mario Cargnello, encabezará la ceremonia de «Renovación del Pacto de Fidelidad del Pueblo de Dios» y al finalizar la «procesión» oficiará la «misa del peregrino».
Lo particular de esta celebración religiosa, política y social es que pueblos enteros, durante días y días viajan a pie para rendir homenaje, pedir y agradecer los favores concedidos.
En un marco afectuoso y pintoresco, la “devoción” de los fieles acongoja y la conmoción se rinde ante el poder de la “fe” con los “Patronos de la ciudad de Salta y de América Latina”.
Evoca nuestra historia, revela quienes somos, nos identifica.