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Discurso de Gabriel Boric
Montevideo. SudAméricaHoy (SAH)
Era una institución a un lado y otro del río de La Plata. La actriz uruguaya Concepción “China” Zorrilla, de 92 años, ha muerto. «Soy mentirosa para hacer feliz a los demás», solía decir con esa bis cómica propia. Verdad, por desgracia para el mundo del espectáculo, es que ya no está más. Verdad también es que aprovechó y disfrutó la vida hasta el último minuto.
A China le habían dado el alta después de permanecer tres días ingresada en la clínica Asociación Española de Montevideo. Una neumonía la tuvo postrada en cama y una recaída la hizo volver al sanatorio donde falleció. Fumadora empedernida durante muchos años desterró demasiado tarde los cigarrillos. Padecía un EPOC , responsable de que, a veces, respirar fuera asfixiante para ella, una mujer vulnerable a enfermedades respiratorias.
Majestuosa, simpática y enamorada de sus perritos «yorkshire» se retiró de los escenarios hace dos años. China era generosa con los mendigos «les daba a todos» y con los chicos, «iba a los hospitales de niños a llevar regalos por navidad» y lo hacía de forma discreta, recordaba Carlos Perciavalle, compañero suyo en una de sus últimas producciones, «Elsa y Fred».
Danny Kaye cayó rendido a sus pies y juntos se fueron a Río de Janeiro a pasar una temporada. El actor español Sancho Gracia también la amó. Su personalidad, arrolladora, llamó la atención hasta de los Beatles. Se hizo amiga de John Lennon y de muchas estrellas internacional.
Actriz de teatro, cine y televisión internacional Graciela Borges la recordaba, «moderna, joven, genial, tan linda persona». Apenada por la noticia resumió: «Todo lo que hacía lo alegraba».
Su apartamento de la calle Uruguay de Buenos Aires era de puertas abiertas. Culta de conocimientos académicos y de la vida, China Zorrilla tenía la extraña costumbre de invitar, en cafeterías o en su vivienda, a desayunar a sus amistades. El mundo de la farándula es el único reproche que le hacía.
Entre sus centenares de entrevistas y anécdotas una surge ahora como reconocimiento a su profesión de actriz. «Un día -contaba- miré a mi papá [el escultor José Luis Zorrilla de San Martín] y le dije que debía ser muy feliz por poder realizarse como escultor en la más completa soledad. Sabés lo que me contestó: «Pero a ti te aplauden». No me voy a olvidar nunca. Y encima nos pagan. Es una profesión única en el mundo».
Entrevista a China de Jaime Bayly