domingo, 8 de mayo de 2016
Sobre héroes y tumbas


sudamericahoy-columnistas-carmen-de-carlos-bioPor Carmen DE CARLOS

En un sitio remoto como la provincia de Santa Cruz, conocida en medio mundo por el imponente glaciar Perito Moreno y en el otro medio por ser el feudo de la familia Kirchner, pareciera que estas semanas se rueda una película y no precisamente de Disney.

En esa zona gélida se vio en directo a un fiscal, Guillermo Marijuán, dando órdenes a la patrulla canina para que metiera la nariz en diferentes casas de la familia Báez (los elegidos por Néstor para compartir y agrandar botín). También allí, el fiscal posó para las cámaras al lado de una excavadora que hundía su pala en busca de supuestas toneladas de millones de dólares y euros enterrados.

En esa fiebre repentina de Marijuan por localizar el destino de «la ruta del dinero K», el hombre se tropezó con la estatua gigante de bronce de Néstor Kirchner y la colección de coches de Lázaro (Báez), el chico de los recados que pasó a cajero y luego a empresario multimillonario (con más de 400.000 hectáreas).

Los “operativos” y la espectacular puesta en escena, en lugar de provocar entusiasmo  en la población generó desconfianza. Tres años, los que lleva la causa judicial, son muchos para arrancar ahora con semejante despliegue cinematigráfico.

La estatua de Néstor Kirchner d

La estatua de Néstor Kirchner d

Prácticamente ese tiempo es el transcurrido desde que el arrepentido Leonardo Fariña, empezara a contar cómo Báez y los suyos enterraron, modelo Walter White en Breakin Bad, cientos de kilos de divisas en bidones herméticos bajo tierra. ¿Por qué? Porque en las bóvedas caseras los billetes se le llenaban de hongos por la humedad.

Báez, constructor de la tumba de Néstor Kirchner (más propia de un faraón que del difunto), está, además de en la cárcel, en la quiebra (en realidad, la mayoría de sus empresas(. Enfrentado con la viuda le hizo llegar la llave del mausoleo para que pague ella su mantenimiento. Cristina Fernández , no está claro si por ahorrar o temor a profanaciones, optó por cerrar el monumento funerario.

La ex presidenta también intentó cerrar la puerta de sus apartamentos de Puerto Madero (Buenos Aires) a los registros ordenados por el juez Claudio Bonadio pero éste no se anda con medias tintas y autorizó a los agentes a que se las echaran abajo a patadas.

Por distintos caminos, unos con más empeño que otros, jueces y fiscales parecen estrechar el cerco a Báez, a Cristina Fernández de Kirchner y a su hijo Máximo.  

Los argentinos, sedientos de justicia, entienden también por ésta que los ladrones devuelvan lo que no es suyo. Algunos, sugieren que los perros comiencen a husmear en el cementerio NK de Río Gallegos.  La leyenda asegura que, bajo el cuerpo de Néstor Kirchner, se encuentra la prueba del delito (miles des millones). La idea es tragicómica pero, bien pensado, quizás convendría hurgar y remover –con o sin grúa- esa tumba de faraón. De este modo, al final, sabríamos si hay tesoro escondido o hay que seguir buscando y no precisamente en Panamá.