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Discurso de Gabriel Boric
Autor: Josep María Miró Coromina. Dirección: Corina Fiorillo. Actores: Juan Minujin, Beatriz Spelzini, Martín Slipak y Nelson Rueda. Traducción: Eva Vallinés Menéndez. Adaptación: Jesús Pece
Por Rut GEHY, para SudAméricaHoy (SAH)
“El Principio de Arquímedes” pone en combinación un tema tan sensible, como es el abuso infantil, con las redes sociales. La obra tiene una puesta en escena impactante. Dio inicio en marzo a la temporada de uno de los teatros más emblemático de Buenos Aires, el San Martin y, entre sus virtudes, figura una invitación al dialogo y a la controversia.
El disparador de esta historia que recomendamos no perderse, se da en el espacio de un natatorio infantil, en donde tendrá lugar un “¿Gesto inocente? por parte de un profesor hacia un pequeño alumno.
Corina Fiorillo, directora de la obra y reconocida profesional distinguida con, entre otros galardones, el Premio ACE a la Mejor Dirección por su obra Kalvkotten el año 2011, nos cuenta los detalles de «El Principio de Arquímedes».
-El público en la obra no tiene un rol pasivo. ¿Fue ésta una de las razones para aceptar dirigirla?
-Una de las cosas que más me atrajo fue lo provocador que es la obra: incita a tomar partido, a preguntarte de qué lado estas, a que sea el público quien complete la historia. La dramaturgia de Mirò me atrae por eso, especialmente, porque no dicta sentencias.
-El cartel de no hay entradas está colgado casi permanentemente desde su estreno. ¿A que atribuye ese éxito inmediato?
-Creo que es un conjunto de elementos los que dan como resultado ese entusiasmo de la gente por la pieza. Un texto que tiene una enorme fuerza pero además está plenamente vigente y permite al espectador identificar una situación cotidiana. Es un trabajo dramático de excelencia, una dinámica vertiginosa que te mantiene tenso en tu butaca, una concepción espacial innovadora. Y luego, como siempre, la magia del teatro y ese maravilloso lugar desconocido que es lo que logra llegar al espectador…
–El abuso infantil es transversal a todas las épocas pero en la obra incorpora un elemento totalmente contemporáneo como son las redes sociales. ¿Crees que es este factor el que da la sensación al espectador de, «me podría pasar a mí lo mismo que a los protagonistas»?
– El factor redes sociales está muy poco tratado en el teatro, más si lo comparamos con el cine. Creo que ayuda a generar esa empatía que sucede con el público. Porque todos ven lo poderosas que son las redes echando a rodar una noticia. Eso es algo que todos tenemos no solo claro, sin metido dentro de nuestra vida cotidiana.
-¿Algún proyecto en lista de espera?
-En breve estreno dos trabajos semi montados, uno en el Teatro Nacional Cervantes en el marco de un ciclo homenaje a nuestras autoras y otro en el ciclo “Nuestro Teatro” que se lleva adelante en el Picadero como homenaje al ciclo “Teatro Abierto”. Al margen de estos dos estrenos, en Julio arranco a ensayar un proyecto independiente al que hace mucho tiempo le tengo deseo que se llama “Ignacio y María” de Nara Manzur, una autora cubana. Y tengo dos proyectos ahí dando vueltas a ver si se concretan.