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Discurso de Gabriel Boric
Por Verónica ORMACHEA, para SudAméricaHoy
“Vacúnese quien pueda”, dicen los bolivianos. Es tal la deficiencia del sistema de vacunación en Bolivia, que la mejor vacuna es la que los ciudadanos logren que les inoculen.
Hemos padecido y seguimos sufriendo por el encierro, los protocolos de seguridad y ahora se presenta otro tropiezo: lograr que nos vacunen.
No existe un plan de inmunización del gobierno contra la Covid-19. Y el sistema de vacunación es una vergüenza nacional. Fue un fracaso desde el inicio. El Servicio Departamental de Salud (Sedes) improvisa el sistema de vacunación.
Todos los días se escuchan quejas de los ciudadanos. Pocos han tenido suerte de ser vacunados.
Es doloroso observar a adultos mayores hacer colas infinitas desde las dos de la mañana y antes de que les llegue el turno les anuncian que se han terminado las vacunas. ¿Cómo es posible que se vacune durante dos o cuatro horas al día? O que existan letreros en los centros sanitarios que dicen: “no hay vacunas para mayores de 60. Resulta que no hay suficientes vacunas.»
El coronavirus debería ser una prioridad y una emergencia nacional del gobierno como en otros países. En Bolivia han muerto 12.800 personas y los contagios continúan.
Luis Arce, ha negociado muy mal la compra de vacunas. No así Añez (injustamente detenida) que se adscribió al mecanismo COVAX donde solicitó 2.3 millones de vacunas para cubrir el 20% de la población boliviana.
El gobierno hizo gestiones para adquirir la Sputnik-V, Sinopharm y AstraZeneca. Compró 5.2 millones de vacunas a Rusia -la Sputnik-V- que entregan con cuentagotas. Una vergüenza. Llegan apenas miles de dosis cuando deberían llegar millones ya que son dos dosis las que deben ser aplicadas.
Según el Ministro de Salud se ha adquirido hasta la fecha 1 millón de vacunas lo cual es insuficiente porque somos aproximadamente 11.5 millones de habitantes. El Sedes ha destinado esa cantidad de vacunas para inmunizar a médicos, sanitarios y a ciudadanos de más de 60 años. Pero, según el INE, existen 1.2 millones de ciudadanos de la tercera edad y para ellos se necesitan dos dosis, por tanto no son suficientes.
La información del gobierno no es precisa. No se sabe cuántos han sido vacunados y el gobierno central no coordina con los gobiernos locales ni con las alcaldías de La Paz ni con las del interior del país.
Bolivia es un país del tercer mundo porque además, el gobierno nos trata como a ciudadanos de segunda clase. No considera nuestra seguridad ni bienestar.
Donde se ha visto que un presidente de un país, como el caso de Luis Arce, declare en el cierre de la campaña del candidato de su partido para gobernador que “envió vacunas contra la Covid, para el pueblo, pero “no para la oligarquía tarijeña”. Aquella fue una ofensa a los bolivianos y como el pueblo no es tonto, su candidato perdio.
Según el líder de la oposición Carlos Mesa, lo ideal es cubrir 15 millones de vacunas y apenas se aplicaron 500.000. “Debiéramos contar hasta fin de año por lo menos con la garantía del 80% de los bolivianos (vacunados). Como analizamos, al ritmo en que estamos, vamos a tardar tres años en la vacunación de los bolivianos, eso es inaceptable, eso es extremadamente riesgoso, eso es grave para la salud”.
No solo para la salud, sino que para la reactivación de la economía porque miles han perdido sus fuentes de trabajo y se han visto obligados a reinventarse.
Mientras no se logre la inmunidad de rebaño, que es que el 70% de habitantes vacunados, continuarán los contiagos y la gente seguirá muriendo.