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Discurso de Gabriel Boric
Quito, 28 oct (EFE).- El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, protagonizó hoy una acalorada discusión con varios economistas críticos a su gestión, que cuestionaron el modelo aplicado por el mandatario izquierdista y al que culparon de una supuesta recesión y crisis en el país.
Correa replicó las conjeturas y negó que haya crisis o recesión, aunque admitió que su país afronta una delicada situación económica provocada por la drástica caída de los precios del petróleo (el principal producto de exportación del país) y la revalorización del dólar, moneda adoptada por Ecuador en el año 2000.
El debate -para los críticos más bien un conversatorio- tuvo momentos de dura discusión y subidas de tonos de voz, en medio de complejos racionamientos de doctrinas económicas que cada bando defendió.
Correa, en su lado, estuvo acompañado por los ministros de Economía, Fausto Herrera, y coordinador de Política Económica, Patricio Rivera; mientras que en frente los economistas Alberto Dahik, Mauricio Pozo y Ramiro González.
Pozo fue ministro de Finanzas durante el gobierno del expresidente Lucio Gutiérrez (enero de 2003 a abril de 2005), un político opositor a Correa.
Dahik fue vicepresidente durante el Gobierno del conservador Sixto Durán Ballén (1992-1996) y algunos políticos le consideran «el padre del neoliberalismo» en Ecuador.
González es un economista y político socialdemócrata que ejerció varios cargos en el Gobierno de Correa hasta abril pasado, cuando dimitió como ministro de Industrias y Productividad, pero que ahora abrió fuegos contra ciertas políticas del régimen.
El debate, conducido por el prestigioso periodista Rodolfo Muñoz, fue acalorado y hasta el moderador fue criticado cuando se rompieron los tiempos de intervención de los integrantes del panel, especialmente por Correa que defendió con vehemencia su modelo, al que denomina «Revolución ciudadana».
El mandatario también volvió a culpar a los gobiernos pasados por haber hundido al país y defendió su gestión, sobre todo en el beneficio que ha generado para las grandes mayorías, según señaló.
Dahik remarcó su afinidad con los postulados del Fondo Monetario Internacional (FMI) y criticó el excesivo gasto público del Gobierno de Correa, al que achacó la «recesión» que advierte en el país.
Mostró cifras para contradecir al Gobierno y dijo que, según el FMI y del Banco Mundial, Ecuador decrecerá este año a diferencia de otros de la región como Bolivia, que apunta a un 4 por ciento de crecimiento.
«Un excesivo gasto público puso enorme presión en la balanza de pagos», añadió Dahik que ya había vaticinado hace meses una caída de los depósitos, lo que para él es un síntoma de la recesión.
Correa le contestó al señalar que según la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y los propios cálculos del Gobierno, el país crecerá en 0,4 por ciento y, más bien señaló que las dificultades vienen por una merma de 5.000 millones de dólares en los ingresos anuales por los choques externos (caída del precio del crudo y revalorización del dólar).
Por eso adelantó que el presupuesto del Estado para 2016 se calculará con precio promedio del barril de petróleo de 35 dólares, casi la mitad del estimado para este año.
Pozo, de su lado, calificó a la situación actual de crítica y dijo no saber de dónde el Gobierno va a sacar recursos para recomponer la economía, al tiempo que criticó la escasa inversión extranjera y la falta de fondos de previsión para estos tiempos difíciles.
Correa le replicó al enumerar las obras de infraestructura que ha acometido su Gobierno y dijo que en los ocho años que lleva en el poder se ha hecho más de lo que hicieron los anteriores gobiernos en los últimos treinta. «El mejor ahorro es una buena inversión», dijo.
González por su parte criticó la escasa competitividad que ha alcanzado la producción nacional, así como la falta de confianza del sector privado y conminó al Gobierno a implementar de forma urgente una política industrial que se diseñó cuando formaba parte del equipo gubernamental.
También propuso a Correa que evite hacer más cambios en la política tributaria y advirtió incluso de posibles discrepancias en el equipo de colaboradores del mandatario.
El gobernante regañó a González y dijo intuir que, más bien, su actuación podría responder a intenciones políticas de cara a los comicios presidencial de 2017.