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Santo Domingo, 28 nov (EFE).- La banca tradicional ha empezado a mostrar interés por los servicios financieros Bankomunales, instrumento que está demostrando ser clave para salir de la pobreza, explicó en una entrevista a Efe la directora de Innovación Social CAF, Ana Mercedes Botero.
Por primera vez en República Dominicana se han reunido los grupos de autogestión que están operando bajo el modelo Bankomunales, y, en este marco, Botero indicó que hay bancos comerciales que le han mostrado su interés por conocer esta herramienta de educación e inclusión financiera.
Para estas entidades de banca tradicional, familiarizarse con este sistema es muy importante para ayudar a formalizar a la gente que ya está educada en este sistema.
Esto no significa que todas las áreas vulnerables que hayan aplicado el modelo sean susceptibles de entrar en el sistema formal, ya que sería muy costoso para las entidades comerciales ubicarse en estas zonas, pero habrá comunidades que encuentren su tope en este sistema y necesiten seguir creciendo con una entidad comercial.
El sistema Bankomunales nació hace ya 18 años en Venezuela como alternativa a los microcréditos, un modelo que se ha visto agotado llegando solo a un 5 por ciento de la población en 40 años y que en muchos casos, ha acabado generando sobreendeudamiento por unas tasas de interés muy altas.
Botero señaló que «toda la vida han existido mecanismos informales de gestión financiera, pero estos productos, a menudo, no son rentables o no son seguros».
De ahí surgen los Bankomunales, del planteamiento de que una comunidad de unas 20 o 30 personas se organice, que capturen fondos colectivos entre sus miembros y que los puedan distribuir entre ellos en forma de créditos, inversión o ahorro, y financiar así sus necesidades sin tener que recurrir al sistema formal y estableciendo sus propias tasas de interés.
«Así se genera un modelo autosostenible porque es la propia comunidad la que lo maneja y no necesita capital externo, solo requiere de un periodo de capacitación de unos seis a ocho meses» tras los cuales «ellos mismos se convierten en banqueros», dijo la directora de Innovación Social de CAF.
Cuando se implanta el sistema «muy rápidamente se observa que, más allá de la transacción financiera, la herramienta se convierte en un instrumento muy poderoso de capital social, ya que genera un espacio de encuentro en la comunidad. Se les enseña el valor del dinero y cómo trabajar, generándose confianza en la comunidad», afirmó.
Quienes entran en el sistema aprenden que esta actividad financiera es sencilla y, además, cotidiana, que la pueden incorporar a su vida diaria, «aprenden a valorar riesgos, a planificar el gasto y, de esta manera, se rompe el esquema de que los pobres no ahorran», agregó.
Actualmente, en América Latina funcionan 294 Bankomunales en cuatro áreas geográficas (Argentina, Bolivia, Colombia y Haití – República Dominicana), que han movilizado unos 20 millones de dólares en créditos con una inversión promedio de 12 dólares por socio.
Los créditos básicamente se han destinado para consumo, capitalización familiar, para generar ingresos a través de la compra y venta de productos para el comercio, adquisición de semillas, pago de mano de obra para las cosechas en zonas rurales, vivienda productiva, crear pequeños negocios de carpintería, herrería, plomería, taxi y reparación.
La reunión que ha tenido lugar hoy en Dajabón, al norte del país, tiene por objetivo educar a los miembros de las comunidades Bankomunales existentes en el país, y establecer mecanismos para mejorar la organización de la comunidad y lograr una mayor inclusión financiera.
Otro objetivo planteado en este encuentro es dar un salto y crear una plataforma por cada uno de los cuatro territorios donde se desarrollan estos sistemas Bankomunales para, a través de ellas, generar innovaciones de segundo nivel y prestar otro tipo de servicios a la comunidad, añadió Botero.