sábado, 14 de noviembre de 2015
Paraguay prepara sus mejores bienes patrimoniales para seducir a la Unesco

María Sanz
Asunción, 14 nov (EFE).- Un sistema ferroviario abandonado que fue en tiempos pionero en América, y un gigantesco parque nacional integrado en la segunda área boscosa más extensa de Sudamérica son algunos de los encantos que Paraguay propone estos días como candidatos a ser nombrados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El país sudamericano solo tiene un bien catalogado en esa prestigiosa lista: las misiones de Santísima Trinidad del Paraná y Jesús de Tavarangüé, que los jesuitas fundaron en los siglos XVII y XVIII para evangelizar a los indígenas guaraníes en el sur de Paraguay, y que recibieron la distinción en 1993.
Desde entonces, Paraguay no ha postulado un solo bien a la Unesco para la declaración de Patrimonio, un hecho que, según explicó a Efe el especialista del programa de Cultura para el Cono Sur de esta institución, Frederic Vacheron, «no implica que el país esté indiferente» a su patrimonio.
«Paraguay se dio cuenta de que presentar un expediente a la Unesco no es ganar un concurso de belleza, sino que exige un compromiso político y técnico muy importante para la conservación del bien y su integración en los planes de desarrollo sostenible. Se trata de una decisión difícil», declaró Vacheron.
El experto de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) se encuentra en Paraguay asesorando a los técnicos locales para la elaboración del inventario patrimonial que el país presentará a la institución tras 23 años de ausencia.
Entre estos bienes, uno de los que más requisitos reúne para ser declarado patrimonio es el sistema del Ferrocarril Carlos Antonio López, inaugurado en 1861 y que fue uno de los primeros de América, dijo a Efe Ana Lluís, directora de Patrimonio Cultural de la Secretaría Nacional de Cultura de Paraguay (SNC).
El trazado ferroviario se extiende desde la estación central de Asunción hasta la ciudad de Encarnación, en la frontera con Argentina, y está compuesto además por las estaciones y los pueblos que surgieron con el paso del tren.
«Tenemos estaciones como la de Sapukai, un pueblo que nació y vivió por el paso del tren. Está la Villa Inglesa, que es el pueblo donde vivieron los ingleses que vinieron a construir el trazado. Fue uno de los primeros ferrocarriles de América, un motor de intercambio cultural y desarrollo», contó Lluís.
El ferrocarril entró en desuso de forma progresiva, según Lluís, por los intereses de las compañías petroleras en la zona, y sus instalaciones sufrieron un proceso de «abandono y desidia», que hoy se intenta revertir.
Algo similar sucedió con otra de las candidatas al título de patrimonio mundial: la iglesia de Yaguarón, una joya del barroco hispano-guaraní, construida entre 1755 y 1772 y que actualmente se encuentra en proceso de restauración por los daños ocasionados por el paso del tiempo y la acción de las termitas.
En cuanto a los bienes naturales, uno de los que más posibilidades tienen de hacerse con el título otorgado por la Unesco es el parque nacional de Defensores del Chaco, Río Negro y Médanos del Chaco, una superficie de alrededor de dos millones de hectáreas situada en el norte del país, próxima a la frontera con Bolivia.
Estos parques están integrados en la categoría de Reserva de la Bisofera otorgada por la Unesco al Chaco, que en Paraguay comprende 7,2 millones de hectáreas dentro del ecosistema del Gran Chaco Sudamericano, segunda región boscosa más extensa de Sudamérica tras la selva amazónica.
La categoría de reserva afecta también al Pantanal, un tipo de bosque húmedo compartido con Brasil y Bolivia, y que Paraguay quiere ahora elevar a la categoría de patrimonio aliándose con el Gobierno boliviano, explicó a Efe Cristina Escobar, que trabaja como punto focal nacional en Paraguay de la red de Patrimonio Mundial de la Unesco.
Además de estos bienes naturales y culturales, Paraguay trabaja en su patrimonio inmaterial, para que por ejemplo técnicas como el tejido de ñandutí, artesanía típica del país que se elabora con hilos de colores, se reconozcan y se preserven de la extinción, comentó Ana Lluís.
En esta categoría se incluiría además la medicina tradicional heredada de los indígenas y basada en plantas con propiedades curativas, conocidas como remedios yuyos, o las diferentes formas de consumo y cultivo de la yerba mate en el ámbito de los países de Mercosur.
De este modo, Paraguay está enfrascado estos días en la tarea de mostrar su mejor cara a los representantes de la Unesco, para que también sus atractivos menos conocidos se sitúen en el mapa del legado que el país ofrece al mundo.