domingo, 1 de noviembre de 2015
Recuerdan a bolivianas víctimas de feminicidios en altar del Día de Difuntos

La Paz, 1 nov (EFE).- La Corte de Justicia de La Paz recibió hoy el Día de los Difuntos con un altar en su atrio para «Todas las Santas», las mujeres víctimas de la violencia machista cuyos casos hasta ahora no han sido aclarados.
«No somos almas en pena ¡Somos almas en busca de justicia!», rezaba una pancarta colocada junto al altar, armado por la organización feminista Mujeres Creando y por los familiares de varias de las víctimas de feminicidios.
El altar llevaba los elementos tradicionales de las mesas que se arman en Bolivia por el Día de los Difuntos, incluidas frutas, dulces, «pasankallas» (maíz inflado a base de calor y cubierto en azúcar), bizcochos y las t’ant’awawas, unos panes antropomórficos con caras hechas de cerámica que representan al muerto recordado.
En medio de estos elementos estaban los nombres y fotografías de varias mujeres que murieron en los últimos años a causa de la violencia machista.
Una de las integrantes de Mujeres Creando, Helen Álvarez, explicó a Efe que eligieron el atrio de la Corte de Distrito «porque lo mínimo que deberían hacer las autoridades es permitir que las muertes de nuestras hijas no queden en la impunidad».
«Que los feminicidas paguen aquí en la tierra los 30 años de cárcel sin derecho a indulto (la pena establecida en la ley boliviana para castigar los feminicidios). Nosotras nunca más las vamos a abrazar y lo mínimo es pedir justicia», sostuvo Álvarez.
En Bolivia se tiene la creencia de que al mediodía del 1 de noviembre, las almas de los difuntos descienden desde los cielos para comer y beber lo que en vida les gustaba, y por ello, se montan los altares con comida, panes y bebidas.
Según la creencia popular, el 2 de noviembre, también al mediodía, los antepasados dejan este mundo tras haberlo visitado durante un día.
Y las almas de «todas las santas» fueron recibidas al mediodía de hoy por decenas de personas reunidas en las puertas de la Corte paceña, quienes rezaron oraciones creadas por las feministas y reclamaron justicia.
«Justicia, justicia para mi hija», pidió en medio de sollozos Teodora Mendoza, cuya hija, Verónica, fue hallada muerta en 2012.
Según las autoridades, la joven se suicidó, pero la defensa de la familia de la muchacha asegura que fue asesinada y que el Ministerio Público no profundizó las investigaciones para aclarar el caso.
Bolivia es, según datos de ONU-Mujeres, el país latinoamericano con el mayor índice de violencia física contra las mujeres y el segundo, después de Haití, en violencia sexual.
En agosto pasado, el Sistema de Naciones Unidas consideró «insuficiente» lo que Bolivia hace para frenar la violencia contra las mujeres al no aplicar con todos los medios necesarios la ley contra la violencia machista promulgada en 2013.
El país andino registró 111 feminicidios en 2013, otros 117 el año pasado y al menos 89 entre enero y octubre, según datos de la Defensoría del Pueblo, que ha pedido varias veces a las autoridades que declaren alertas contra la violencia hacia las niñas y mujeres para garantizarles una vida libre de abusos y agresión.
Álvarez afirmó que las víctimas de feminicidio «no son cifras», porque «detrás de cada muerta hay familias, hay sueños, hay mamás, hay hijas, hay hermanas».
«Cada una es un mundo que ha sido devastado y que nos arrastra a todas. Eso es algo que como sociedad debemos entender, que no es un número más en la lista de feminicidios, sino que son mujeres cuyas vidas han sido truncadas», añadió.