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Discurso de Gabriel Boric
Por Alba GIL/Efe/SAH
Con fama de juerguista y playboy, el candidato opositor a la Presidencia de Brasil, Aécio Neves, consiguió hacer honor al carácter cautivador con el que muchos lo bautizaron y encandiló al electorado indeciso en la primera vuelta de las elecciones presidenciales.
Una faceta seductora que el abanderado del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) Neves no dudó en potenciar y en la que confíaba para llegar hasta el Palacio do Planalto.
La buena suerte de este economista de 54 años llegó tan rápido como se esfumó la de la candidata ecologista Marina Silva, tercera en el escrutinio y que, a pocos días de las elecciones, parecía tener asegurada su posición en la segunda vuelta, que se disputó este domingo.
Al comienzo de la campaña electoral, por la tradición política, Neves era el hombre fuerte destinado a plantar cara a la actual jefa de Estado, pero la muerte de Eduardo Campos, del Partido Socialista Brasileño (PSB), catapultó a Silva al estrellato, haciendo sombra a Neves.
Sin embargo, a más de uno sorprendió cuando el pasado 5 de octubre Neves subió como la espuma y consiguió 33,55 % de los votos brasileños, desbancando a Silva y detrás de Rousseff, que obtuvo el 41,59 %.
Analistas explicaron que el crecimiento de Neves fue fruto de su capacidad de convicción y de su habilidad para persuadir a los electores indecisos de que la mejor opción para el país es un cambio.
Políticamente, el tucano (como se conoce a los militantes del PSDB) se sitúa en la centro-derecha, de línea liberal y favorito de los mercados financieros y no ha dudado en atizar al Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff por los escándalos de corrupción en empresas públicas brasileñas.
El candidato del PSDB se ha postulado como un firme defensor del legado de su correligionario Fernando Henrique Cardoso, presidente de Brasil durante dos mandatos consecutivos entre 1995 y 2002 y tildado de «neoliberal» por el PT.
Cardoso es recordado por el pueblo brasileño como el político que estabilizó la economía del país, sumido en una grave crisis e hiperinflación y también fue quien inició los programas sociales ampliados posteriormente por Luiz Inácio da Silva, antecesor y mentor político de Rousseff.
Con una amplia sonrisa siempre en la boca y aires de galán de telenovela, Neves estaba destinado a la política desde su primer llanto, pues es hijo del diputado Aécio da Cunha y nieto de Tancredo Neves, el primer presidente civil electo tras 21 años de dictadura militar, a pesar de que murió en 1985 antes de asumir el mandato.
A lo largo de su carrera política, Neves ocupó un escaño en la Cámara de Diputados, que llegó a presidir en 2001 y donde permaneció cuatro mandatos consecutivos.
Un año más tarde, el socialdemócrata fue elegido gobernador con el 60 % de los sufragios de su estado natal, Minas Gerais, el segundo colegio electoral del país por detrás de Sao Paulo con más de quince millones de personas aptas para votar.
Pero a la vez que ratificaba su fortín electoral, el nieto de Tancredo también afianzaba su fama de rebelde y mujeriego que lo llevó hasta las playas y discotecas de Río de Janeiro, siempre acompañado de atractivas jóvenes, un estigma que le ha costado ganar pocos apoyos entre los sectores más conservadores y religiosos.
Neves estaba entonces recién divorciado de la abogada Andréa Falcão, con quien estuvo casado durante nueve años y tuvo a su primera hija, Gabriela.
Una fase del candidato de la que sus adversarios políticos han sacado mucho partido al insinuar que el tucano ha tenido problemas con las drogas, especialmente con la cocaína.
Neves siempre lo negó enfáticamente, aunque sí reconoció haber fumado alguna vez marihuana: «Como todos, tuve 18 años y la probé, pero pare ahí», afirmó el socialdemócrata, quien también admitió que una vez se negó en un retén policial a la prueba del alcoholímetro porque conducía con su licencia vencida.
Actualmente vive su segundo matrimonio con la modelo brasileña Leticia Weber, casi veinte años menor que él, con quien tiene una pareja de mellizos, Julia y Bernardo.