viernes, 30 de octubre de 2015
Brasil avanzó poco en combatir tortura en cárceles en cuatro años, dice ONU

Río de Janeiro, 30 oct (EFE).- El Subcomité de la ONU para la Prevención de la Tortura (SPT) afirmó hoy, en el balance de la visita de doce días a Brasil que concluyó este viernes, que constató pocos avances con respecto a las prisiones en «condiciones inhumanas» que visitó hace exactamente cuatro años.
«Muchas de las observaciones que destacamos durante la visita anterior, en 2011, incluyendo el hacinamiento endémico, las condiciones chocantes de detención, la violencia generalizada y la falta de supervisión adecuada, que facilita la impunidad, no fueron resueltas en los cuatro años siguientes», afirmó Víctor Madrigal-Borloz, vocero de la misión del SPT que visitó Brasil.
De acuerdo con el organismo de la ONU, Brasil sigue enfrentando inmensos desafíos para prevenir y combatir la tortura y los maltratos a personas detenidas.
«Centenas de millares de personas están actualmente privadas de su libertad en lo que son, muchas veces, condiciones inhumanas», aseguró Madrigal-Borloz.
El organismo agregó que tales situaciones permanecen pese a que Brasil cuenta con políticas de alto nivel que pueden permitir importantes avances en el combate a la tortura y a los maltratos pero que no son implementadas.
«El desafío de Brasil es cerrar la laguna entre su ambiciosa política pública y la situación cotidiana de personas privadas de la libertad», afirmó el jefe de la misión de cinco representantes que el SPT envió al país.
El organismo elogió, entre otras políticas, el Sistema Nacional de Prevención y Combate a la Tortura, que prevé la creación de un comité con representantes del Gobierno y de organizaciones no gubernamentales con poder para definir políticas de prevención.
«Es un avance que Brasil cuente con un órgano independiente para vigilar las condiciones en que las personas son privadas de su libertad», aseguró Madrigal-Borloz.
Los miembros del organismo visitaron comisarías, centros de detención, cárceles, reformatorios, hospitales penitenciarios e instituciones forenses en los estados de Amazonas, Pernambuco y Río de Janeiro, así como en el Distrito Federal de Brasilia.
Durante la visita se reunieron con diferentes autoridades del Gobierno federal brasileño, así como de los gobiernos regionales de los estados en que estuvieron.
Las conclusiones preliminares de la visita fueron presentadas esta semana ante representantes del Gobierno y serán plasmadas en un informe confidencial que será enviado posteriormente a Brasilia.
En agosto pasado, igualmente tras una visita a Brasil, el relator especial de la ONU para la tortura, Juan Méndez, denunció que los malos tratos son una práctica «generalizada» en el país y agravada con el hacinamiento, la pésima comida y una atención médica deficitaria.
«Las formas más usadas de tortura», que son «generalizadas» y un mal «arraigado» en el sistema penitenciario del país, son «golpes con bastones, descargas eléctricas o la asfixia», mediante el uso de bolsas de plástico, señaló Méndez en una rueda de prensa.
Brasil, que tiene la cuarta mayor población carcelaria del mundo, cuenta con 1.424 cárceles con capacidad para 376.669 personas, pero las mismas albergan a 607.730 presos, según un informe divulgado este año por el Ministerio de Justicia.
El propio ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, ha llegado a calificar las condiciones de las cárceles del país como «medievales» y «verdaderas escuelas del crimen».