sábado, 25 de marzo de 2017
«Carne débil», el gran pecado de Brasil


Por Verónica GOYZUETA 
La noticia del «maquillaje» de carnes vencidas e incluso podridas, ha sido pésima para Brasil  y en particular, para uno de los principales sectores de la economía brasileña que es responsable de más del 7% del PIB y de tres millones largos de empleos. El escándalo estalló justo en un momento en que el gigante sudamericano atraviesa una de las peores recesiones de su historia.

Frente a la inminencia de un boicot global, el presidente Michel Temer y su equipo de comunicación invitaron a las corridas a más de 70 embajadores a una “churrascaría”, una parrilla al estilo brasileño. El objetivo era lograr emisarios que rescatasen o amortiguasen al país de esa nueva crisis de confianza y escándalo de corrupción.
Mientras Temer explicaba que el porcentaje de la producción afectada era ínfimo, en comparación con el tamaño de la industria cárnica brasileña, los camareros sorprendían a los invitados -y a la prensa- contándoles que los cortes que servían en el restaurante no eran brasileños, “que estuviesen tranquilos” que la especialidad de la casa eran carnes importadas de competidores brasileños, Uruguay, Australia y la Unión Europea. Nadie corría entonces peligro por comer una de esas carnes citadas en la operación policial bautizada “Carne Débil”.
La metida de pata fue una más de una serie de problemas de comunicación del Gobierno. Pero la factura, casi se lleva por delante a algunos de los principales «players» de la industria pecuaria mundial,. Entre otros a  JBS y BRF, empresas que juntas suman cerca de 500 mil empleados  y que la semana pasada provocaron el desplome de la bolsa brasileña. La gran prensa, que no cuestionó el informe de la policía federal, ayudó en el empujón cuesta abajo de los ganaderos.
No por eso la noticia dejó de ser grave pero de la forma en que llegó a los medios provocó una conmoción nacional en un país que todavía está dominado por carnívoros. De paso, ayudó a los entusiastas del veganismo a ganar apoyos. La investigación policial, que llevó dos años, confundió por ejemplo, una pasta de carne usada en la fabricación de embutidos, con cartón mezclado en los alimentos. Hasta que se descubrió el error, la internet brasileña y las redes sociales ya habían sido invadidas por memes, como los que fotografiaban brochetas y hamburguesas hechas con carnes de cartón.

LOS DETALLES DE LA OPERACIÓN

Con la pésima repercusión, Brasil pasó de un promedio diario de 60 millones de dólares en exportaciones a menos de 80 mil dólares día en la última semana. “Millares de jefes de familias pueden terminar en la calle de un día para el otro por una acción irresponsable de unos cuantos”, cuestionó Sérgio de Zen, catedrático de la Universidad de São Paulo, referencia entre las escuelas agropecuarias. “Eso nos genera un atraso de casi diez años, por vanidad, arrogancia y abuso de autoridad”, criticó la senadora y ex-ministra agropecuaria, Katia Abreu, acusando a la policía y al comisario que presentó la operación, Mauricio Moscardi de  destruir el prestigio de la carne brasileña. “Treinta y tres funcionarios no pueden manchar la historia del ministerio de agricultura”, reclamó.
Fue Moscardi quien difundió la operación “Carne Débil” en la que reveló la falta de escrúpulos de inspectores que recibían sobornos de ejecutivos del sector, para hacer la vista gorda en visitas sanitarias y permitir el comercio de productos irregulares y fuera del plazo para el consumo. Entre los detalles más aterradores había descripciones de hallazgos de carne podrida y de otras «maquilladas» con ácido ascórbico, productos cancerígenos que disimularían el olor y el color de carne descompuesta. Entre los detenidos, dos nombres importantes de JBS y BRF, líderes de la industria local, por coimas (sobornos) para evitar fiscalizaciones.
Tras una campaña de aclaraciones para contra restar los primeros errores de comunicación, el Gobierno y las autoridades brasileñas han conseguido reducir el boicot a su industria, –alimenta 150 países y vende unos 14 mil millones de dólares, equivalentes al 20% del mercado internacional-, despidiendo a los 33 inspectores implicados en el escándalo. Asimismo, facilitó detalles de la operación que terminó con la suspensión de 21 frigoríficos y la clausura de 3 de un universo de 4.837 empresas.

La primera buena noticia llegó este fin de semana de China, Chile y Egipto, que retrocedieron en su decisión de no comprar carne brasileña. Para Zen, el hecho de que el caso se haya descubierto dentro del país muestra que Brasil tiene instituciones serias, capaces de detectar problemas. “Si hubiera ocurrido en un país comprador hubiera sido peor”.