miércoles, 23 de septiembre de 2015
Dilma Rousseff, con el dólar y la corrupción al cuello
Dilma Rouseff en el Palacio del Planalto. Efe

Dilma Rouseff en el Palacio del Planalto. Efe

Sao Paulo. Por Alba SANTANDREU / Efe/SAH

El dólar rompió su máximo histórico en Brasil y cruzó por primera vez la barrera de los 4 reales, en medio de las preocupaciones políticas y económicas que azotan al Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff.
Las dudas sobre la aprobación del paquete de ajuste fiscal lanzado por el Gobierno para reequilibrar las maltrechas cuentas públicas se sintieron en el mercado y el billete verde alcanzó su máximo nivel desde la entrada en circulación del real, moneda creada en 1994 como una salida a la falta de control de la inflación de la época.
En lo que va de año, la divisa brasileña acumula una caída de más del 50 % frente a la estadounidense.

Tablero con información del valor del dólar estadounidense y otras monedas con relación al real. Efe

Tablero con información del valor del dólar estadounidense y otras monedas con relación al real. Efe

El dólar llegó a rozar los 4,0 reales en octubre de 2002 -pero no los sobrepasó-, cuando los mercados financieros estaban intranquilos por la llegada al poder de Luiz Inácio Lula da Silva, considerado por muchos de los inversores de la época como un izquierdista radical.
El real se depreció un 1,83 % frente al dólar, moneda que cerró la jornada negociada a 4,053 reales para la compra y 4,055 reales para la venta en el tipo de cambio comercial, aunque llegó a ser ofrecida a 4,50 reales en las casas de cambio.
La bolsa de Sao Paulo, por su parte, bajó un 0,70 % y la principal plaza de América Latina se situó en los 46.264 puntos.
En medio de una aguda crisis política, agravada por el escándalo de corrupción en la petrolera Petrobras, algunos diputados ya han advertido que pondrán trabas a las medidas de austeridad propuestas por Rousseff para intentar encauzar la economía, que incluyen reducción de gastos y aumento de recaudación a través de la vía tributaria.
Con estas iniciativas, el Ejecutivo busca revertir el déficit fiscal de 0,5 % del PIB que prevé para 2016 y convertirlo en un superávit primario equivalente al 0,7 % del PIB, que era la meta inicial del Gobierno.
El Gobierno necesita sanear las cuentas para evitar una nueva rebaja de su nota, después de que Standard & Poor’s anunciara recientemente una reducción de su calificación al llamado «bono basura», lo que supuso retirarle el «grado de inversión» que califica a los buenos pagadores.

Una mujer camina con la bandera de Brasil en Río de Janeiro. Efe

Una mujer camina con la bandera de Brasil en Río de Janeiro. Efe

«Los programas de ajuste (fiscal) no andan. Ya perdimos el grado de inversión y, si continuamos, otras agencias van a hacer lo mismo», dijo el analista Joao Paulo de Gracia Correa, de la correctora SLW.
De acuerdo con el profesor de la Fundación Getulio Vargas, Istvan Kasznar, el Gobierno debe actuar con «responsabilidad fiscal» y emprender «reformas estructurales» ya que, a su juicio, «el déficit atemoriza mucho a los inversores».
Además de los problemas internos, el real brasileño se ha visto golpeado en los últimos meses por las dudas sobre China, la segunda mayor economía del mundo, y por el esperado aumento de los tipo de interés por parte de la Reserva Federal de EE.UU., lo que también ha afectado a otras monedas latinoamericanas.
A pesar de que la depreciación supone un impulso para las exportaciones, De Gracia precisó que la caída de la moneda brasileña es buena siempre y cuando no presione mucho a la inflación, la cual se espera que termina este año próxima a los dos dígitos.
«El real debía de tener una corrección, pero la corrección está siendo muy grande. Entramos en un ciclo peligroso: encarece los productos, presiona la inflación y entramos en el círculo vicioso», comentó el analista.
La inflación se ha convertido junto con el control de las cuentas en uno de los grandes quebraderos de cabeza del Gobierno, que ha intentado controlar el alza de los precios con un aumento de las tasas de interés, situadas en su mayor nivel en los últimos nueve años.
Además del aumento de la inflación, Brasil enfrenta un incremento de las tasas del desempleo y una economía en recesión, que, según los analistas del mercado financiero, cerrará el año con una contracción del 2,70 %, una tendencia que se mantendrá en 2016, para cuando se espera un retroceso del 0,8 %.
En cuanto al dólar, los economistas del sector privado esperan que concluya 2015 en 3,86 reales, mientras que en 2016 se prevé que la moneda estadounidense se venderá a 4,0 reales.