viernes, 13 de mayo de 2016
Dilma y Scioli, el reflejo del espejo que nunca existió


Oscar MuiñoPor Oscar MUIÑO

Chau, querido. ¿O chau, querida?” ¿Se lo hubiera dicho CFK a Daniel Scioli? ¿O Scioli a Cristina Fernández? La historia de las conjeturas permite zigzaguear con lo que nunca fue. Pero podría haber sido. La crisis del Brasil dibuja los contornos de un espejo que podría estar conmoviendo Argentina. Si apenas medio millón de ciudadanos que votaron Cambiemos hubieran elegido al FpV (Frente para la Victoria), Scioli hoy sería Presidente. Macri venció a Scioli 51,4% a 48,6%. Dilma Rousseff ganó por guarismos idénticos: 51,6% contra 48,4% de Aécio Neves.

A Dilma le explotó la coalición que la llevó a la victoria. Mi hipótesis es que si Scioli hubiera asumido, también su coalición se hubiera desmembrado. Una crisis política con deslegitimación popular, estanflación y pronóstico tormentoso.

Scioli hubiera producido un ajuste (como repetían todos sus asesores económicos a quien se acercara). Es decir, no hubiera podido cumplir lo dicho en público por el FpV. La pérdida de legitimidad (hacer lo contrario de lo prometido, y exactamente lo mismo que atribuía a su rival) fue precisamente uno de los problemas centrales de la propia Dilma.

Igual que Dilma, Scioli es un outsider en el sistema de poder. El liderazgo del PT reposa en las fuertes manos de Lula, tanto como el del FpV en la decidida Cristina. Lula exhibe un talante mucho más negociador que la expresidenta argentina, pero ambos lideran su espacio.

dilma y scioli

El ex candidato presidencial, Daniel Scioli (Frente para la Victoria) y la presidenta suspendida de sus funciones, Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores)

En la opción más previsible, la relación Scioli-CFK hubiera continuado como venía. Scioli no hubiera cambiado más que un puñado de funcionarios. El aparato estatal permanecería en manos de La Cámpora, Milagro Sala continuaría mandando en Jujuy, los diputados mantendrían su mayoría cristinista y los medios oficialistas conservarían el modelo 6,7,8. Debilitado y sin firmeza, Scioli no podría acudir a las arcas públicas vaciadas, ni al crédito externo (impensable sin acuerdo con los acreedores) ni inversión local, siempre remisa a todo riesgo y decididamente cobarde cuando ve debilidad. El kirchnerismo exigiría la profundización a la venezolana; el círculo rojo, la ruptura con CFK y a la ciudadanía desgarrada vería esfumarse al unísono el poder político y la debilísima situación fiscal con crisis externa y problemas de tipo de cambio. Un modelo sin futuro para un Presidente sin convicción para seguirlo ni dinero para costearlo.

Pero un Scioli con veleidades de autonomía hubiera dinamitado la coalición. Apoyado en algunos intendentes y muchos gobernadores, con Cristina fuerte en la Cámara Baja y movilización callejera y la Cámara Alta despanzurrada. El grueso del aparato estatal sería fiel a Scioli en su cúpula y a Cristina en sus mandos medios. Cada Secretaría de Estado, un campo de batalla. Una disputa feroz por el favor del gobernador Aníbal Fernández (si hubiera triunfado en la provincia más poderosa) o negociaciones a toda marcha entre los fieles al Presidente y los referentes del PRO. Es decir, el jefe de Gobierno de la Capital Federal (tentado a alejarse del derrotado Mauricio) y la gobernadora Vidal, asfixiada por la penuria del Tesoro. También con intentos de seducción a los radicales, cuyos senadores, diputados, gobernadores e intendentes serían tentados para acompañar a Scioli contra el poder K.

No hay que olvidar que el intento de Dilma de voltear al Presidente de la Cámara Baja resultó un desastre: su candidato (el petista Arlindo Chinaglia) recibió apenas 136 votos, la mitad que los 267 Eduardo Cunha. El PMDB decidió devolver gentileza. Y fue por ella.

Dilma, a fin de cuentas, no ha cometido delitos (su suspensión proviene de maquillaje de datos, lejos de la manipulación estadística del Indec K). Entre su impericia y la ruptura de la coalición, con su popularidad carcomida y la legitimidad en duda su suerte estaba sellada. ¿Argentina zafó de un destino parecido? Sería reconfortante, luego de un cuarto de siglo de errores no forzados…

Dilma Rousseff

Dilma Rousseff