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Discurso de Gabriel Boric
Río de Janeiro, 28 ago (EFE).- El 70 % de los industriales brasileños considera complicado y poco transparente el sistema tributario del país, según una encuesta divulgada hoy por la Confederación Nacional de la Industria (CNI).
Los empresarios consideran que el sistema tributario brasileño no ofrece garantías a los contribuyentes y genera inseguridad jurídica, según el sondeo realizado y divulgado por la patronal y que consultó a dirigentes y ejecutivos de 2.622 empresas.
Para el 90 % de los entrevistados, el número de impuestos es alto; un 85 % criticó el sistema por ser demasiado complejo y un 82 % cuestionó la falta de estabilidad de las reglas.
Entre las características negativas del sistema, un 85 % citó la tributación excesiva, un 52 % los tributos sobrepuestos y un 41 % el alto peso de los gravámenes sobre la nómina.
Los resultados de la encuesta fueron divulgados en momentos en que diferentes patronales han manifestado su total rechazo a la posibilidad de que el Gobierno reviva un impuesto extinto hace casi una década y que tasaba en un 0,38 % todos los movimientos financieros.
El Gobierno admitió esta semana que está estudiando la posibilidad de volver a instituir el llamado «impuesto sobre los cheques» para intentar ajustar las cuentas públicas, que el año pasado registraron un déficit récord.
«La creación de un impuesto sobre la circulación financiera o cualquier otro será rechazada por todos los sectores de la sociedad», aseguró hoy el presidente de la Federación de las Industrias del Estado de Sao Paulo (Fiesp), Paulo Skaf.
Los empresarios atribuyen parte de los problemas del país y la actual recesión al alto costo de producción en Brasil debido a los impuestos.
El Gobierno admitió hoy que la contracción de la economía brasileña en el segundo trimestre superó lo previsto por los más pesimistas y reconoció que el país está técnicamente en recesión.
El Producto Interior Bruto (PIB) de la mayor economía latinoamericana registró una contracción del 1,9 % en el segundo trimestre del año con respecto del primero, en su peor resultado desde inicios de 2009.
Como ya había caído un 0,7 % en los tres primeros meses del año, la economía brasileña completó dos trimestres consecutivos de contracción, lo que configura una recesión técnica.