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Discurso de Gabriel Boric
Por Stella MONTORO, para SudAméricaHoy
Como dijera Isabel II, en 1992, «annus horribilis» para Dilma Rousseff y a la vista de cómo lo termina, el nuevo no parece que le vaya a ir mucho mejor (puede ser peor). La presidenta de Brasil logró «zafar» de un juicio político, «impeachment» o «moción de censura» (lo mismo da que da lo mismo) en la recta final del 2014 pero el disparo de salida del 2015, para repetir la jugada, la tiene en primera linea de fuego.
El presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, artífice de la operación que tiene entre las cuerdas a Rousseff confirmó que el proceso para sentar en el banquillo de los acusados de Estado, para destituir a Dilma Rousseff, se reiniciará las primeras semanas del 2016. Las razones del retraso las ofreció él mismo. El hombre pegado a la sombra de la corrupción matizó: «Persisten algunas dudas que precisan ser esclarecidas con el Tribunal Supremo», aclaró.
El descanso o receso, en términos políticamente correctos de la Cámara Baja se prolongará hasta el 2 de febrero. Será entonces cuando la maquinaria del juicio político vuelva a estar en marcha.
Este camino, lleno de curvas y tropiezos, parece que entrará en la recta final entonces. El Tribunal Supremo ordenó que la Cámara Baja repita todo el trámite, que había comenzado a principios de diciembre, al apreciarr «errores de procedimiento».
La corte determinó que el Congreso elija de nuevo a los miembros de una comisión que analizará si existen razones jurídicas para el proceso contra Rousseff. En rigor, signifa repetir la votación realizada el 8 de diciembre.
A juicio del tribunal, la elección de los miembros de esa comisión, que supone el primer paso en el proceso contra Rousseff, -aclara Efe- no puede ser secreta como fue la del 8 de este diciembre. La más alta instancia judicial considera que los candidatos a integrarla deben ser postulados por los partidos y escogidos en forma individual y no a través de listas.
Según Cunha, uno de los puntos que el Supremo deberá esclarecer ahora es qué pasará si los candidatos escogidos por los partidos no reciben el visto bueno de la mayoría de los miembros del pleno de la Cámara.
«No sabemos qué pasaría si hay miembros rechazados por el voto», dijo Cunha, quien indicó que, según la sentencia de la Corte, «si no son elegidos los candidatos que propongan los partidos pudiera no haber alternativas» para conformar esa comisión de diputados.
Ese grupo deberá estar integrado por 65 legisladores de todos los partidos con representación parlamentaria y su tarea será determinar si existen razones jurídicas que justifiquen someter a Rousseff a un juicio político.
El proceso se inició a instancias de la oposición, que acusa a la mandataria de haber incurrido en un «delito de responsabilidad» al supuestamente avalar unas maniobras contables con las que el Gobierno maquilló sus resultados fiscales de 2014 y los balances parciales de 2015.
En este contexto, las navidades de la favorita de Luiz Inacio Lula Da Silva, prometen ser calentitas. Brasil vive un verano austral, política y climáticamente, para sudar la gota gorda. Dilma no es la reina de Inglaterra ni el Palacio de Planalto es Buckingham Palace pero los sofocos, para la primera se parecen a los que tuvo la segunda en 1992. Una se jugó la monarquía y la otra el Gobierno.