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Discurso de Gabriel Boric
Sao Paulo, 16 sep (EFE).- Los empleados públicos de Brasil realizarán una huelga el próximo miércoles para protestar contra las medidas de austeridad propuestas por el Gobierno para reequilibrar la maltrecha economía del país, informaron hoy fuentes sindicales.
La Confederación de los Trabajadores en el Servicio Público Federal (Condsef) y otras 20 entidades sindicales acordaron declarar el próximo 23 de octubre como «Día Nacional de Lucha».
De acuerdo con el secretario general de la Condsef, Sergio Ronaldo, la huelga, de carácter nacional y que tendrá un acto central en Brasilia, servirá para expresar el «rechazo total» de los funcionarios federales contra el paquete de ajuste fiscal lanzado por el Gobierno.
Esta semana, el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, anunció nuevas medidas de corte restrictivo, después de que la agencia de calificación de riesgo Standard and Poor’s rebajara la nota de crédito del país al llamado «bono basura».
Entre las propuestas del Ejecutivo figura el aplazamiento de un reajuste salarial para los empleados públicos, previsto inicialmente para enero; la suspensión de los concursos para contratar personal para organismos estatales y un aumento de los impuestos.
«Es un paquete maligno. El Gobierno nos ha negado lo que venía pactando», subrayó Ronaldo en declaraciones a Efe.
Según cálculos de la Condsef, que representa al 80 % de los funcionarios dependientes del Gobierno federal, 100.000 de los 850.000 trabajadores públicos del Estado se encuentran actualmente en huelga.
Este miércoles, los empleados del servicio de correos anunciaron una paralización indefinida en cinco de los 27 estados brasileños, entre ellos Río de Janeiro y Sao Paulo, para reclamar mejores condiciones de salarios y la contratación de nuevos funcionarios.
Las reclamaciones son similares a las realizadas por profesores de las universidades federales, que se encuentran en huelga desde hace tres meses.
El paquete de ajuste fiscal, con el que el Gobierno pretende revertir el déficit equivalente al 0,5 % del PIB previsto en el presupuesto nacional para 2016, también ha contado con el rechazo de los empresarios brasileños, de la oposición y de algunos sectores del gobernante Partido de los Trabajadores (PT).
A pesar de las críticas, el Gobierno sostiene que estas iniciativas allanarán el camino para recuperar el crecimiento de la economía, que de acuerdo con proyecciones del sector privado este año deberá encogerse un 2,55 %, una tendencia que se mantendrá en 2016, para cuando se espera una contracción del 0,60 %.