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Discurso de Gabriel Boric
Antonio Martín Guirado
Toronto (Canadá), 15 jul (EFE).- A veces el orden de los factores sí altera el producto. Que se lo digan al argentino Federico Grabich, el mejor velocista en las piscinas de Toronto 2015, que encontró el éxito a base de sacrificio, madurez… y modificando las etapas de su entrenamiento, una técnica llamada «periodización inversa».
Hay un responsable a quien atribuir parte de estos triunfos del de Rosario: el entrenador australiano Bill Sweetenham.
«Lo que planteó a su llegada el año pasado es una forma inversa de entrenar; en vez de empezar con aeróbico y terminar con más velocidad, empezar al revés: es decir, primero velocidad, después anaeróbico y terminar con aeróbico», explicó el nadador a Efe.
«La cantidad de metros que entreno es mucho menor de lo que entrenaba antes; es un trabajo mucho más específico para mis pruebas, mis tiempos y para mi persona. Él es una de las claves de esta nueva etapa. Eso, los entrenamientos, una madurez importante a partir de malas experiencias y sacrificio constante», valoró.
Grabich considera que la natación argentina se encuentra en un gran momento gracias a innovaciones como ésta, la creación en 2010 del ENARD (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) y al apoyo de la Confederación de Deportes Acuáticos, que ha permitido al grupo entrenar unido e, incluso, en sedes exteriores.
Pero los métodos vanguardistas de Sweetenham se llevan la palma.
«Me ha dado mucho resultado desde el año pasado y aún sigo notando el cambio en el día a día», apuntó.
«Siempre nos habló de que esta camada nunca tuvo confianza en sí misma; eso nos lo inculcó y nos lo hizo entender entrenando», explicó el campeón argentino.
«En la escuela del país se da el nadar muchos metros, y no se repara tanto en la calidad. No sé si es más duro, pero sin duda es más específico y personalizado. Es fácil de llevar y te motiva», argumentó.
Grabich logró el martes el oro en la prueba de cien metros libres de los Panamericanos de Toronto (Canadá) doce años después del último triunfo argentino en esa especialidad de los Panamericanos, protagonizado por José Meolans en Santo Domingo 2003.
Hoy, además, pescó la plata en la final de los 200 metros libres Grabich con un tiempo de 1:47.62.
«Estoy contento. Esperaba mejor tiempo, pero se dio una buena carrera. Fue un poco loco. Antes de llegar a Toronto pretendía acercarme al podio, pero las sensaciones aquí me empujaban a por más», manifestó Grabich, recuperando el aliento tras su actuación en la piscina del Centro Acuático Panamericano.
El argentino saborea su gran momento y es consciente de ello.
«Ratifico que estoy en mi mejor nivel», declaró. «No le pongo límites al bajar la marca. Tendré que estar en 1:46 para estar en Río de Janeiro, pero voy a trabajar para que se cumpla», agregó.
Tras una nueva jornada inolvidable para él, esta noche le volverá a costar conciliar el sueño.
«Ayer pasé mucho tiempo sin dormir, tratando de entender lo que había hecho. No lo asimilo aún», admitió.
Y hoy a buen seguro le volverá a ocurrir. Lógico. No se puede esperar un resultado diferente si siempre haces lo mismo. En este caso, asombrar día sí y otro también.