miércoles, 15 de julio de 2015
«Hoje Eu Quero Voltar Sozinho», un tierno retrato del nuevo Brasil

Alicia García de Francisco
Madrid, 15 jul (EFE).- Brasil no es solo violencia, favelas y carnavales y eso es lo que intenta mostrar con su cine el realizador Daniel Ribeiro, que en «Hoje Eu Quero Voltar Sozinho» cuenta el despertar sexual de dos adolescentes en un barrio de Sao Paulo en un relato tierno y sencillo que acapara ya una veintena de premios.
Una historia que es en cierto modo «una utopía de un mundo posible», pero que es realidad en algunas partes de Brasil, donde la homosexualidad es aceptada de forma natural, algo que no pasa en todas partes, explica el realizador en una entrevista con Efe con motivo del estreno de su película en España.
Pero asegura que pese a que los dos protagonistas de la película son homosexuales, no era este el centro de una historia con la que quería ahondar en la idea del primer enamoramiento, sin connotaciones sexuales.
«Quería centrarme en lo que hay en común entre los gays y los heterosexuales, entre los ciegos y los videntes, tratar conflictos universales, el descubrimiento del primer amor», asegura el realizador.
Y eso es lo que cuenta «Hoje Eu Quero Voltar Sozinho», una película premiada por los críticos internacionales de la Berlinale y cuya historia surge de un cortometraje previo del realizador, de 2007, que contaba la historia de un joven ciego y su despertar sexual.
Ya entonces los protagonistas fueron Ghilherme Lobo, Fabio Audi y Tess Amorim, tres debutantes que, siete años después, volvieron a ponerse a las órdenes de Ribeiro para retomar sus personajes.
«Entre ellos había una gran química y eso es muy difícil de conseguir, sabía que era algo muy especial y quería mantenerlo para el largometraje», explica el director sobre un trío protagonista que desborda naturalidad en sus interpretaciones.
Los tres adolescentes centran una historia que se desarrolla en un tranquilo barrio de Sao Paulo, en una escuela como tantas otras, entre jóvenes que podrían ser de cualquier parte del mundo.
«La idea surgió cuando intenté acordarme de cuándo me sentí atraído por primera vez por una persona y me di cuenta de que mis recuerdos de esa primera atracción eran visuales».
Entonces, el director planteó la misma cuestión a sus amigos y para todos ellos era igual, era el recuerdo de un actor o de una imagen en un póster. A partir de ahí empezó a preguntarse «cómo sería la primera memoria de atracción de un ciego».
Sin centrarse en los conflictos de la ceguera, Ribeiro construyó un filme en el que los protagonistas son gays -«yo soy homosexual y por eso es lo natural para mí», explica- pero sobre problemas que pueden ocurrir en cualquier parte.
«El primer amor, el primer beso, son fases de la vida por las que todo el mundo pasa, se entienden y comprenden en todas partes, desde Hong Kong a Dinamarca o México», señaló el realizador.
Una película que está muy lejos de la imagen dura y violenta habitual del cine brasileño y que demuestra que en ese país la variedad cinematográfica es tan amplia como la de su población.
«A comienzos de los 2000 hubo un ‘boom’ tras el éxito de ‘Ciudade de Deus’ (de Fernando Meirelles), muchos intentaron copiarla y se multiplicaron las historias sociales y de favelas», recuerda Ribeiro.
Pero al mismo tiempo en Brasil comenzaron a pasar muchas cosas que no tenían nada que ver con ese cine violento y cita filmes como «O Lobo atrás da Porta» o «Que Horas ela Volta?», un ejemplo de una diversidad «que permite comprender al nuevo Brasil», un Brasil más allá del estereotipo de los carnavales o la violencia.