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Isadora Camargo.
Sao Paulo, 20 oct (EFE).- La gastronomía orgánica llegó con fuerza este fin de semana a Sao Paulo y lo hizo para quedarse, ya que cada vez es mayor el número de brasileños que recurren a este tipo de productos para mejorar su calidad de vida, a pesar de su mayor coste.
«Hoy en día las personas prefieren invertir más en alimentación, en vez de gastar después en medicamentos», explicó a Efe uno de los organizadores del Festival de Gastronomía Orgánica, que se celebra desde el pasado jueves hasta hoy en el corazón financiero de Brasil.
El mayor evento de alimentos orgánicos del país reunió a lo largo de cuatro días una amplia selección de productos cultivados de manera totalmente natural, así como una serie de demostraciones culinarias en las que diferentes chefs experimentaron con la riqueza de este tipo de cultivos.
Según Inti Mendez, chef de un restaurante vegetariano en Sao Paulo, la comida orgánica está cada día más reflejada en los menús, ya que, a su juicio, su intenso sabor permite colocar «un sello de calidad» en cada plato.
«La comida vegetariana orgánica está trabajada con más bondad, más amor. En la cocina no existen reglas, existen sabores, y el sabor que más te gusta es aquel que tienes que utilizar», comentó.
Entre las diferentes propuestas, el visitante también puede encontrar novedades como la ofrecida por una empresa del estado de Minas Gerais (sureste) que utiliza sus olivos orgánicos para fabricar posteriormente chocolate con hojas de olivo, masas integrales, lociones hidratantes, cosméticos y comida para animales.
En el sector del aceite, otro de los atractivos de esta feria fue el presentado por Folhas de Oliva. Esta empresa brasileña se encarga de «enriquecer» de «forma orgánica» el aceite de oliva español al filtrarlo y complementarlo con hojas de olivos que «agregan al alimento mediterráneo más sabor y efecto antioxidante».
Con el objetivo de acercar a los ciudadanos hábitos de vida más saludable, la feria también propuso materiales de cocina «sostenibles», como las «sartenes ecológicas orgánicas», un proyecto desarrollado durante dos años por la bióloga Flávia Guimarães con el objetivo de restaurar el material de las sartenes que se «desintegraba» con el tiempo.
«Desarrollé la sartén ecológica, porque creo que el revestimiento de cerámica puede sustituir el teflón, es mejor para la salud, mucho más adherente y no necesita utilizar aceite en la preparación, además de que no deja substancias tóxicas en la comida y conserva así el potencial de los alimentos orgánicos», afirmó Guimarães.
Aunque todavía es un mercado incipiente, lo orgánico gana cada día más adeptos en Brasil. Es el caso de Silvia Corbucci, una arquitecta que, como ella misma explicó, dejó su profesión para dedicarse al mundo de la gastronomía orgánica y crear un blog de recetas.
«Este tipo de cocina tiene una especial atención en la salud. Es una gastronomía entendida de otra forma: no necesitamos utilizar química y productos de origen animal para conservar el sabor y sus beneficios», apuntó Corbucci.
Según la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica, Brasil es la quinta mayor área mundial de producción orgánica. Actualmente, 1,4 millones de hectáreas a nivel mundial son cultivadas orgánicamente, aunque esta cifra tan sólo representa un 1 % del total de tierras agrícolas globales.