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Discurso de Gabriel Boric
Guatemala, 28 ago (EFE).- Representantes de once países de Latinoamérica y el Caribe intercambiaron experiencias durante dos días en un taller que finalizó hoy en Guatemala sobre la promoción de empleo en la juventud rural de la región.
La iniciativa se desarrolló bajo el lema «Taller Regional de Experiencias de Apoyo a la Inserción Laboral de Jóvenes Rurales», indicaron la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Oficina Regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que organizaron el evento.
El representante de la FAO en Guatemala, Diego Recalde, explicó que el intercambio de experiencias contribuye «al diseño e implementación de políticas públicas orientadas a mejorar las oportunidades de empleo de los jóvenes rurales en América Latina y el Caribe».
«Esto responde al Objetivo Estratégico de trabajo de la FAO: reducir la pobreza,» sostuvo.
La situación laboral de estos jóvenes se caracteriza, en general, por la escasez de oportunidades o el acceso a empleos de muy baja calidad, lo que representa una «grave forma de exclusión social y reproducción de la pobreza», agregó.
A la vez, precisó, deriva en una presión migratoria y un envejecimiento acelerado de la población rural.
«De los jóvenes rurales ocupados, hay datos que son leídos por la FAO con mucho interés: el 33,9 % es asalariado en labores relacionadas con la agricultura, mientras que el 18 % se relaciona con actividades familiares no remuneradas», detalló Recalde.
Según datos de la FAO, unos 157 millones de latinoamericanos, equivalentes al 25,7 % de la población total (612 millones al año 2015), son considerados jóvenes, es decir, corresponden a la franja de 15 a 29 años.
Desde el punto de vista de la distribución por zonas geográficas, alrededor de 30 millones constituyen la población rural joven, lo que equivale al 25 % del total de habitantes, de los cuales dos tercios, unos 20 millones, son parte de la Población Económicamente Activa (PEA).
Visto desde la institucionalidad y las políticas públicas referidas a la juventud rural en general, y a su inserción laboral en particular, la oferta es «restringida» y, por lo tanto, muy insuficiente, ya que no abarca toda la diversidad, ahondó.
Es por ello que, aseguró, la situación laboral de los jóvenes rurales plantea un «desafío político mayor» en la región, porque los deseos de trabajar y de construir una vida a partir de sus empleos tropiezan con la realidad del mercado laboral.
Un mercado caracterizado por altos niveles de desempleo, informalidad y precariedad, y por la imposibilidad de desarrollar sus propios emprendimientos por falta de apoyo y de acceso a los activos imprescindibles, puntualizó.