jueves, 16 de abril de 2015
Petrobras, la historia continúa
Joao Vaccari, el tesorero del PT

Joao Vaccari, el tesorero del PT

Ignacio PeralesPor Ignacio PERALES, para SudAméricaHoy
El caso Petrobras, la pesadilla de Dilma Rousseff y del PT (Partido de los Trabajadores), parece no terminar nunca. El pozo de corrupción de la petrolera sugiere que tiene reservas incalculables y allá donde perforan, surge esa sustancia espesa y oscura que enfila su camino, arrastrando una banda de malhechores,  hacía los calabozos de alguna prisión.

La bolsa de los dineros mal habidos por medio de la mayor compañía de hidrocarburos brasileña está reventando y salpica a los pesos pesados del poder. Porque el PT, es el poder oficial -y en las sombras- desde hace doce años en Brasil.

La detención de Joao Vaccari, tesorero del partido al que pertenece Luiz Inacio Lula y su sucesora, es la última secuencia de una historia que tiene todo el aspecto de acabar mal y quién sabe si, al final, con tantos problemas a su alrededor, a Dilma el cerco se le va a hacer irrespirable y le va a terminar costando el Gobierno, sin tiempo suficiente para refinarlo.
El tesorero, el último personaje de esta serie de capítulos por escribir, está acusado de intervenir directamente para que las constructoras -que ya habían hecho peaje en la parada del soborno a cambio de contratos- aportaran  donaciones, ya legales, al PT.
Vaccari, cuyo cargo oficial es (era) secretario de Finanzas del PT, «aparece como uno de los operadores recaudadores político partidarios dentro del proceso de Petrobras», denunció el fiscal Carlos Fernandes Santos Lima en Curitiba, capital del estado sureño de Paraná. Allí, el juez federal Sergio Moro, ejerce sus atribuciones en una especia de limpieza a fondo de Petrobras.
Los indicios y aparentes pruebas de la investigación señalan una imprenta de la ciudad de Sao Paulo a nombre de sindicalistas vinculados al Gobierno que Vaccari utilizó para lavar dinero, ya que el sujeto fue antes dirigente de la Central Única de Trabajadores (CUT).
La agencia Efe informó del capítulo de su detención esta semana. La Policía Federal le interceptaron a primera hora de la mañana en la puerta de su casa, cuando el hombre salía a correr, como hace todos los días. No ofreció resistencia.
La secuencia, no terminó ahí. La cuñada de Vaccari, Marice Correa, puso tierra de por medio después de enterarse de que había una orden de «prisión temporal» contra ella. Corrió más que Vaccari. Como en estos negocios la tentación de meter a la familia suele ser grande la esposa del tesorero del PT, Gisela Lima, también tuvo que ir a declarar (de momento como testigo).
Así las cosas, Rousseff tiene crudo remontar su desplomé de popularidad pero el PT lo tiene aún más con la carrera que está haciendo en tribunales. El antecesor de Vaccari, Delubio Soares, cumple condena por corrupción tras haber admitido su participación en la recaudación y distribución de dinero ilegal en el escándalo conocido como «mensalao» (gran mesada), que estalló en 2005. Fue la peor crisis del Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), conocido por estar hecho de un material parecido al teflón de las sartenes donde todo resbala sin hacer mella.
Para entender el lío de Petrobras, como casi todos los grandes lios de corrupción en cualquier parte del mundo, tiene que haber alguien que «cante». En este caso, el tenor fue Pedro Barusco, exgerente de servicios de Petrobras. A renglón seguido, comenzó el desfile de detenciones de ex directivos de Petrobras,  ejecutivos de empresas constructoras y este señor que manejaba los fondos del PT. Pero el espectáculo promete más actores o modelos.

Al menos 48 políticos están bajo la lupa de la Corte Suprema. Entre otros, los presidentes de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, y del Senado, Renan Calheiros, ambos del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), del vicepresidente Michel Temer y ese, será el siguiente, aunque posiblemente no el último, capítulo de esta historia.