jueves, 10 de septiembre de 2015
Rebaja de S&P ahonda crisis en Brasil y oposición exige la salida de Rousseff

Eduardo Davis
Brasilia, 10 sep (EFE).- La decisión de Standard & Poors (S&P) de rebajar la calificación de la deuda brasileña ahondó la crisis que vive Brasil, frente a la cual el Gobierno prometió hoy que «pondrá orden», aunque para la oposición la «única salida» es la destitución de la presidenta Dilma Rousseff.
La agencia S&P rebajó la nota de la deuda brasileña al nivel BB+, considerado como de «bono basura», y Brasil perdió así el «grado de inversión» que califica a los buenos pagadores y que ostentaba desde 2008.
La misma S&P repitió hoy la dosis y también rebajó la nota de la estatal Petrobras, sumida en un colosal escándalo de corrupción.
En la Bolsa de Sao Paulo, que desde hace semanas esperaba esa decisión, que puede ser seguida por otras agencias, el impacto había sido absorbido en las últimas sesiones y hoy fue mínimo, con unas pérdidas del 0,33 %.
Peor fue la repercusión en el mercado cambiario, en el que la moneda brasileña continuó su caída y perdió un 1,55 % frente al dólar, que al cierre se vendía a 3,85 reales.
El ministro de Hacienda, Joaquim Levy, comentó la decisión de S&P y admitió que «ese episodio tendrá algún impacto en la capacidad de obtención de créditos» externos, sobre todo para las empresas privadas del país.
Levy afirmó que el Gobierno tiene «una estrategia muy simple» para «ordenar la casa», que consiste en contener aún más el gasto público y elevar el nivel de recaudación mediante nuevas alzas tributarias, todo para que la economía recupere el camino del crecimiento y la confianza de los mercados internacionales.
El ministro indicó que «todos saben que los mercados no se tranquilizan con palabras, sino con acciones», por lo que instó a la sociedad y a todas las fuerzas políticas del país a «entender» la situación y «colaborar» para que pueda ser superada.
Levy no aclaró cuáles ni cuándo aumentarán los impuestos o si se crearán unos nuevos, pero afirmó que la sociedad «no puede tener esa miopía» y resistirse a una reforma tributaria que ayude a «poner en orden la casa».
También advirtió de que «si se le debe pedir a las empresas y a la sociedad un esfuerzo adicional, la presidenta lo hará», aún si ello llega a «reflejarse en su popularidad», que está en mínimos históricos, con una tasa de aprobación del orden del 7 u 8 %.
Asimismo, indicó que aunque el proyecto de presupuesto para el 2016 admite que las cuentas públicas cerrarán con un déficit fiscal equivalente al 0,5 % del PIB en el próximo ejercicio, el Gobierno mantiene su meta inicial de obtener un superávit fiscal del 0,7 %.
«El Gobierno está empeñado en conseguir ese superávit del 0,7 %, pero no llegará solo a esa meta», que será alcanzada si «la sociedad entiende que se debe poner la casa en orden» y «adoptar todas las medidas necesarias», aunque resulten impopulares.
Para la oposición, la decisión de S&P fue la gota que colmó el vaso y la «prueba» de que el Gobierno «ya no está en condiciones» de enfrentar la crisis y superar el «caos» en que se ha sumido el país, según dijo el senador Aécio Neves, excandidato presidencial y líder del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
Esa formación, junto con otras tres del arco opositor, anunció hoy la formación de un «movimiento» para presionar para que se abra un juicio con miras a la destitución de Rousseff.
El grupo lo completan los partidos Popular Socialista (PPS), Solidaridad (SD) y Demócratas (DEM), que esperan contar hasta con el apoyo de parlamentarios oficialistas descontentos con el Gobierno.
El grupo fue bautizado como «Movimiento Pro-Impeachment», por la figura del derecho anglosajón que se usa en Brasil para definir la destitución de un mandatario, y anunció su apoyo a una docena de pedidos de juicio político contra Rousseff que han sido presentados al Congreso por pequeños grupos sociales.
La decisión de S&P también fue comentada por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, antecesor y padrino político de Rousseff y que en 2008, aún en el poder, celebró eufórico que Brasil había obtenido el «grado de inversión», pues, según dijo, los mercados reconocían su «seriedad».
Hoy, perdida esa calificación por parte de S&P, Lula criticó a las agencias de riesgo durante una visita a Argentina.
«Eso no significa nada. Significa que no podemos hacer lo que ellos quieren, pero debemos hacer lo que nosotros queremos», dijo Lula, para luego quejarse de que las agencias de riesgo «no usan los mismos criterios con los países quebrados de Europa».