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Eduardo Davis
Brasilia, 11 ago (EFE).- El Gobierno de Dilma Rousseff apuesta por un diálogo con todos los sectores del país para superar la grave «crisis política» que «contamina» a la economía brasileña, dijo hoy en una entrevista con Efe el ministro de Información, Edinho Silva.
El clima político en Brasil se ha enrarecido en los últimos meses al calor de los escándalos de corrupción destapados en la empresa estatal Petrobras, que salpican a varios de los partidos de la coalición de Gobierno y a una veintena de grandes empresas privadas.
La investigación de las corruptelas ha avanzado en medio de un proceso de deterioro de la economía, que, según las proyecciones del Gobierno, este año se contraerá cerca de un 1,5 %, lo que supondría su peor resultado en cinco lustros, con un aumento de la inflación y del desempleo, provocados por el enfriamiento del consumo.
Esa situación le ha dado alas a los sectores opositores, que han endurecido el discurso y convocado para el próximo domingo a una gran protesta contra el Gobierno, similar a las realizadas en marzo y abril pasados, que llevaron a millones de personas a las calles.
«El Gobierno observa esos movimientos y las manifestaciones que pueda haber con naturalidad» y con «respeto» frente a las críticas de la sociedad, explicó el ministro sobre esa convocatoria.
Según Silva, «el Gobierno tiene que dedicarse a gobernar» y a crear las condiciones necesarias para una rápida recuperación de la maltrecha economía nacional, que, en su opinión, comenzará a enderezar el rumbo cuando hagan efecto las medidas contempladas en un plan de ajuste fiscal promovido por el Ejecutivo.
El ajuste de las cuentas públicas implica un fuerte recorte del gasto y también un aumento de la recaudación por la vía tributaria.
Sin embargo, muchas de las medidas contempladas en ese plan deben ser aprobadas por el Congreso, en el que hay ciertas resistencias, incluso en partidos que integran la coalición de Gobierno.
«El problema es político», dijo a Efe Silva, quien indicó que la presidenta Rousseff apuesta a un profundo y continuo diálogo con el Parlamento para superar esas dificultades.
Mencionó como ejemplo una cena ofrecida el lunes por la noche por la mandataria a los 43 senadores de la base oficialista, en la que participaron 21 de sus 39 ministros y en la que se insistió en la necesidad de que las medidas de ajuste sean aprobadas con celeridad.
Silva garantizó que ese diálogo también se da en el Congreso con sectores de la oposición que «son estadistas» y «contribuyen al juego democrático».
Sin embargo, subrayó que en el arco opositor existen otros grupos que «sólo quieren lo peor», lo cual dificulta el diálogo pues «sólo se puede dialogar con quien quiere hacerlo».
Todo ese clima ha repercutido negativamente en la percepción que los brasileños tienen de Rousseff, cuya tasa de aprobación, según recientes sondeos, se sitúa en un escaso 8 %, con índices de rechazo de hasta un 70 %.
Sin embargo, según Silva, el Gobierno recuperará su imagen en la medida en que la crisis económica comience a superarse, lo cual deberá ocurrir a partir del año próximo, de acuerdo a los cálculos de las autoridades económicas.
En opinión del ministro de Información, en la medida en que se supere la crisis política, se transmitirá un mensaje de confianza a los inversores tanto nacionales como extranjeros y se ayudará a la recuperación de la actividad económica.
«Brasil tiene una gran capacidad para atraer inversión privada», que ayudará a «corregir los desequilibrios» económicos, dijo Silva.
El ministro también afirmó que aquellos sectores minoritarios de la oposición que insisten en someter a Rousseff a un juicio político por una supuesta responsabilidad del Gobierno en las corruptelas en Petrobras están «destinados» al fracaso.
«Un proceso de destitución no se instaura por la mera voluntad política de algunos. La Constitución dice que tiene que haber unas fuertes razones jurídicas y ellas no existen», sostuvo Silva.